Era la décima vez que bajaba a aquel lago, le daba una clase de paz que no podía obtener de ninguna otra forma. Estaba muy cerca de su casa, solía ir allí para buscar algo de claridad a su mente. Casi nunca había nadie y menos un miércoles al atardecer, por lo que decidió sentarse en una roca grande que había a la orilla del lago. Las aguas estaban tranquilas, justo lo que necesitaba. El agua era cristalina y corría libre río abajo, asi que intentó dejar su mente en blanco o en su defecto, planear su futuro.
Su familia cada vez más la agotaba y es que ser la mayor de cuatro hermanos le pasaba factura. Podría decirse que eran una familia feliz. Lo intentaban con todas sus fuerzas pero con la depresión de su madre, una hija fuera del hogar, dos mellizos traviesos y un hermano descarriado... Tenían muchas cosas en contra. A veces sentía que su padre era el único que la entendía.
Se sentía cansada psicológicamente, buscando nuevas maneras para distraerse. Había salido en citas con chicos pero nunca acababa bien. Al final decidió leer en sus tiempos libres o nadar en aquel lago.
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Salgo de mis cavilaciones cuando escucho un crujido, miro en todas las direcciones pero no veo nada. El miedo me ha dejado paralizada, no creo que haya un asesino en serie que se interese por este pueblo en medio de la nada ¿Verdad?
Había escuchado algunas historias sobre aquel lago, sobre seres diabólicos que se alimentan del alma y que de vez en cuando se les veía por allí. Buscando a algún alma pérdida o desdichada y chuparle toda la energía - o la sangre- según quién te cuente la historia. Que Dios me ayude, eso era lo único que me faltaba para completar el día. No es que lo crea -no del todo- pero aquí sola, es lo único que se me ocurre.
He imaginado un futuro donde pudiera irme a la ciudad para estudiar sobre arquitectura. Los diseños complejos que veo en las revistas sobre edificios históricos me han dado una idea de lo que me espera si viajo por todo el mundo porque lo que sí es cierto es que en este pueblo me falta mucha inspiración, en mis mejores días siento que me ahogo. Ya tengo 25 años y lo único que he hecho es trabajar en el pequeño consultorio de mi tía Tsunade.
Todos piensan que me voy a dedicar a ello, la medicina me gusta pero no es mi pasión. Diseñar y dirigir la construcción de algún edificio es más complejo, necesitas imaginación, inteligencia y ganas de superar a los mejores. Un sueño duro de conseguir por lo que estoy viendo pero no por eso voy a vivir el sueño de otra persona.
No me estoy quejando, no del todo, con eso ayudo a mi familia. Pero creo que es hora de pensar en algo más. Son tantos los pensamientos que se me acumulan que mi mente siguió divagando, en vez de estar pendiente del ruido que escuché segundos antes.
Un viento helado que me revolvió el cabello y me erizó la piel, hizo que volviera en sí y ahí fue cuando me di cuenta que podía estar al otro lado del posible psicópata que ha matado a muchas mujeres. Si, he visto muchas series y películas, eso no me está ayudando ahora mismo. Al otro lado del lago, el hombre se estaba desvistiendo y en vez de apartar la mirada o asustarme, sentí como entraba en una especie de hechizo ya que él lo hacía lenta y meticulosamente. Era segurísimo que él sí me había visto y me estaba tentando con sus movimientos.
Se quitó primero la camisa negra de manga larga, seguido de los pantalones también oscuros, es ahí que me di cuenta que no llevaba ropa interior.
Por otro lado, no me pasó desapercibido que era el hombre más guapo que había visto, alto, delgado pero con unos músculos bien marcados, el pelo negro que le caía hasta la barbilla y una mirada afilada... Parecía como si viera en mi interior. Todo esto debería haber hecho que saliera corriendo pero un pensamiento se instaló en mi mente y es que hubiera dado todo -lo poco- que tengo para verlo más de cerca. En vez de eso, me conformé con ver cómo entraba al agua, con ese cuerpo que me brinda pensamientos no tan sanos.
Él estuvo nadando de un lado a otro como llamándome, invitándome. Podría decirse que era casi como el canto de una sirena. Me resistí porque ¿quién en su sano juicio se acerca a un desconocido por más bueno que esté? No quería salir en las noticias locales y segurísimo que no podía desaparecer y dejar a mi familia con ese sufrimiento. Pero no tenía nada de malo quedarse un ratito allí, deleitando la vista y olvidándome del mundo.
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Almas Condenadas
Romance¿Vampiro o íncubo? Es lo que está por decidir Haruno Sakura al encontrarse a un hombre misterioso de pelo negro y cuerpo escultural salir de un lago casi al anochecer... Y se preguntarán ¿que hace allí con un desconocido? Tras varios sucesos ocurrid...