Cap 9.

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Después de desayunar, Flora me invitó a jugar con sus muñecas; en lo que Kate desayunaba y preparaba las clases que le daría a la menor.

—¿La señorita quiere más té?—Flora extiende su brazo con la tetera en mano.

—Si, por favor—esboce una sonrisa, y dejé que me sirviera el té imaginario en la taza que me había dado.

Comenzó a ofrecerles té a sus muñecas sentadas en el suelo, formando un círculo.

Mientras Flora hablaba elegantemente sobre lo bonitas que estaban sus muñecas, yo no podía evitar pensar en lo que había hecho anoche con Miles.

Nunca me creí capaz de hacer eso, y menos haberlo hecho dos veces, teniendo 16 años. Pero a decir verdad, me gustó, la primera y la segunda vez.

—¿Qué hacen?

El ruido de la taza rompiéndose me hizo reaccionar, después de que Miles entrara a la habitación. Por el susto que me había dado, tire por accidente la taza de Flora.

—¡____!—Flora grito—. ¡Esa era mi taza favorita!

—Lo siento, Flora. No era mi intención, de verdad—la miraba, ella comenzaba a tener los ojos llorosos.

Flora se levantó, con lágrimas saliendo de sus ojos, y se fue de la sala.

—¡Flora!—iba a seguirla, pero el brazo de Miles me detuvo.

—Déjala—me miró con el ceño fruncido, enojado.

—Miles, yo...

—Que lo dejes.

Y fue a seguir a su hermana.

Recogí los pedazos de la taza. Hablaria con Flora después de que Miles no se metiera en mi camino, y le pediria disculpas.

De verdad no fue mi intención romper la taza.

Miles me asustó.

...

Después de que terminara sus clases, Kate me dijo que Flora había ido al establo, entonces, fui para allá.

—¿Flora? —al entrar al establo, la buscaba con la mirada por todo el lugar; hasta que la ví, parada junto a Miles.

Ella solo se escondió detrás de su hermano, sin querer hablarme.

—No quiere hablar contigo —me dice Miles, aún enojado, cubriendo a su hermana con un brazo.

Lo miré, no tendría problemas con él; solo quería hablar con Flora.

—Flora, de verdad lo siento, soy una estúpida, no quería romper tu taza —comienzo a hablar, Miles me miraba amenazadoramente; pero solo lo ignore—...¿Qué dices si...si te compro una taza nueva? La que tú quieras...

Ella se asomó, detrás de la espalda de Miles.

—Ella no quiere nada de ti—Miles se paró enfrente de mi, sin dejarme ver a Flora.

—No estoy hablando contigo, Miles—lo miré, de la misma forma con la que me miraba.

Flora no me dijo nada, solamente jaló a su hermano del brazo, indicándole que quería decirle algo en el oido.

Después de que Flora terminara de hablarle, Miles rodó los ojos, y me miró.

—Dice que solo si también le compras helado, la llevas al jardín con todas sus muñecas... y que tengas más cuidado.

Sonreí.

—Claro, ¿De qué quieres el helado? —miré a Flora.

Ella salió del escondite detrás de su hermano, y se acerco un poco más a mi.

—De limón. —sonrió.

—Okey. Pues vamos por el.

Flora tomó mi mano, y me guío a la salida.

Miles se quedó atrás, voltee a verlo antes de salir de ahí, de mala forma, respondiendome de igual forma.

—____...

—¿Qué pasa, Flora?

—Acércate.

Le hice caso, y me agache a su altura.

—Miles no quiere estar enojado contigo, ¿Lo sabías? Dice que fue su culpa que la taza se rompiera, ya que te espantó, pero no quiere que sepas que es un debilucho—susurró.

No pude evitar sonreír.

—¿De verdad? —me levanto, y comienzo a caminar de nuevo.









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Te ves sexi hasta cuando duermes. -Miles Fairchild y tu. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora