Cap 7.

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Flora iba delante de nosotros, en el caballo de pelaje blanco; mientras Miles y yo en en de pelaje negro. Miles había insistido en llevarme en su caballo, diciéndome a cada rato que me agarrara bien de su cintura, cosa que hacía, sin tanta molestia.

Rodeamos la casa, habíamos bajado la velocidad cuando nos acercamos a nuestro destino, dónde Flora y Kate ya estaban esperándonos.

Miles me ayudó a bajar, tomándome de la mano. Insistía mucho.

Caminamos por entre los árboles decorados con hojas otoñales, aún oyendo las voces de mi hermana y Flora, diciendo algo sobre un pez.

Ambos nos acercamos a las chicas, que miraban a los peces en el estanque.

Flora dió un grito, haciendome retroceder del susto.

—¡Miles!—el mencionado volteo al instante.

—¡Atrapó un pez!—salió corriendo en dirección a donde un cuervo comía tranquilamente de las tripas de un pez.

—¡Nooo!

Kate y yo los seguimos enseguida.

—¡Vete de aquí! ¡Déjalo! —Miles espanto al cuervo.

Llegamos hasta donde el pez estaba sufriendo. Aún seguía con vida.

—No...—Flora se llevó una mano a su boca, sorprendida, y triste. Enseguida, Kate le puso su mano en el hombro, en forma de consuelo—. Pobre bebé...

Miré a Miles, el miraba al animal con el ceño algo fruncido.

Di un paso atrás, sorprendida por lo que había hecho al segundo.

Con la punta del talón, apachurro la cabeza del pez, haciendo que Flora también se sorprendiera, soltando un quejido triste.

—¡Miles! —Kate abrazo a Flora, haciéndola retroceder.

El chico volvió a repetir su acción, haciéndonos dar un paso más atrás.

—¿Qué haces?—Kate seguía abrazando a Flora, la cual cerraba sus ojos para no ver.

El no respondió. Tardo unos segundos al haber terminado de aplastar al animal, ahora muerto. Lo miraba.

—No tiene porque sufrir—levanto la mirada, y miro a mi hermana, luego a mi, que lo miraba sorprendida.

—Este era mi pez favorito...—Flora se separa de Kate, y se dirige a la casa.

Kate la siguió.

—Ya conociste el estanque—Miles seguia mirándome. Solo lo miré—...Ahora falta mi cama.

Eso último lo dijo en voz baja, con una pequeña sonrisa, a la vez que se daba vuelta para seguir a su hermana y a la mía.

La verdad es que ya conocía su cama —pero tal vez no se refería a ese modo— el otro día me había invitado a sentarme cuando me enseñó su cuarto, pero fingí no escuchar eso, y menos en pensar en otra cosa. Así que solo lo seguí.






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Perdón por tardar tanto en actualizar, pero espero les allá gustado el capítulo:)

Te ves sexi hasta cuando duermes. -Miles Fairchild y tu. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora