RusMex (COUNTRYHUMANS)

DIECINUEVE

Un día helado como se acostumbra en estas fechas del año, el viento soplaba, las nubes cubrían parcialmente el cielo celeste parecía que se avecinaba una tormenta en la ciudad.

Realmente no le molestaba la lluvia, ni los truenos, ni el granizo mucho menos las tormentas eléctricas, al contrario, se alegraba por la llegada de su tan adorado hermano que siempre lo recibía con cantos y bailes. Desde que vio por primera vez la fuerza y bondad de su hermano ha participado en las danzas y cantos que le hacían en su honor aunque debe admitir que lo hacía por respeto.

El aire helado que erizaba su piel, la briza que pegaba en su cara, el sonido de los truenos que anunciaba una tormenta poderosa como amaba hacer estas ceremonias y rituales, recordando que alguna vez fue el heredero de un gran imperio lleno de abundancia. Su corazón se llenaba de alegría y orgullo. La lluvia empezó a caer, mojando poco a poco su cabello, su rostro, sus alas, sus ropas era la señal.

Agarro fuertemente el caracol de mar, acercándolo a su boca, inhalando profundamente, su corazón latía con fuerza en el transcurso de unos segundos. La idea de recordar todo esto le hacía sonreír. Exhalo con fuerza en aquel instrumento tan ancestral y sagrado de su difunto padre, el sonido se escuchaba por todo el lugar parecía un gran anuncio pues su hermano vendría a verlo como cada año.

El eco resonaba en el lugar, su cuerpo casi desnudo estaba empapado de agua y su cabello junto con sus plumas pesaban pero nada de eso importo, sus pies empezaron a danzar recitando en su lengua materna pidiendo abundancia y prosperidad para su pueblo. La lluvia caía con fuerza, el sonido de los truenos resonaba en por todo el lugar, los relámpagos no se quedaban atrás ya que iluminaban el cielo que estaba a nada de oscurecer por completo realmente era un espectáculo al ver como se entregaba por completo en aquella danza.

Nadie sabía respecto a este ritual, bueno, los rituales que le hace a sus hermanos en sus festividades. ¿La razón?, le apenaba demostrar que sigue con sus tradiciones, que la gente se burle o que lo tacharan de loco, anticuado, ridículo y en lo personal nunca le ha gustado pelear con la gente de mente cerrada.

Pero con lo que no contaba era que un ruso muy reservado contemplaba con asombro aquella danza, miraba como sus alas resaltaban su tan delgado cuerpo, su cabellera trenzada acentuaba los movimientos del cuerpo, la lluvia que cubría su piel parecía que brillaba, su sonrisa, sus ojos, su voz, todo de él era libre. Esa sensación en su corazón jamás la olvidara porque ya ha sido conquistado por su belleza sin igual que ahora solo quiere para él, su amor se ha vuelto más fuerte con tan solo una mirada que ahora no quiere perder, su deseo ha crecido al ver tal fruto prohibido, su cuerpo esta ansioso de profanar cada parte de su ser desde que supo lo que sentía por aquel ser puro y lleno de luz.

Siempre lo ha seguido desde las sombras, observando cada parte de su ser, con quién habla, con quien sonríe, con quien llora, sabía todo de él o eso era lo que creía hasta que vio con sus ojos sombríos y obsesionados su más intimo secreto que por su puesto lo guardaría para si mismo. Nadie más lo sabría, nadie más lo tocara ni lo mirara ni le sonreirá, el mexicano sería completamente suyo ya sea vivo o muerto porque tanto era su amor que jamás lo dejaría solo porque era un pequeño cachorro que pueden lastimar.

Su mente nunca dejo de imaginarlo en cada instante, es la esposa perfecta, sumisa, hogareña, cautiva, delicada, frágil, reservada, preocupada aunque.... un par de detalles no estarían mal, podría llevarlo a un aumento de glúteos, pechos, una rinoplastia, reducir su cintura y retirar un par de costillas para que estuviera más delgado... ahora que lo pensaba ¿ cuántas cirugías ocuparía para quedar como una de esas actrices o mujeres de cuerpo sensual que tanto le provocan?, vaya que serían varias aunque poco le importaba si sobrevivía o quedaba desfigurado por completo, en contra de su voluntad.

Ya ansiaba poder confesarle su amor enfermizo y tenerlo solo para él, para siempre.