SIETE

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Los suspiros iban y venían, pensamientos que invadían su mente, sus cabellos bailaban al son del aire y su vista se perdía en aquel horizonte que le hacía recordar a su amor secreto.

Las aves cantaban su amor, el sol iluminaba aquellos ojos zafiros que resplandecían con tan solo mirar ese rostro, los recuerdos le hacían sonreír y su corazón se aceleraba de tan solo recordar su voz.

– Parece que sigues pensando en él – Hablo quedando atrás del mayor

– ¿Qué es lo que descubriste ________? – Respondió el eslavo dando media vuelta 

– Sí, también me alegra verte Rusia, no te hubieras molestado en hablarme todos los días– Devolvió con sarcasmo acompañada de una pequeña risa mientras le daba los informes que guardaba en el maletín 

– Sabes que no me gustan los sarcasmos _______– Tomo los documentos escuchando nuevamente una risa por parte de la contraria

 – Para que sea más rápido todo esto, México es uno de los más grandes lideres de narcotraficantes. Lleva operando por más de 50 años y la lista de todas sus hazañas es larga pero las que más destacan es su pelea con España, Francia y el capitalista, su apoyo durante la segunda guerra y  el apoyo que le dio a tu padre durante varios años – aquello ultimo tomo desprevenido al eslavo que paro en seco en medio de la habitación

Una pequeña sonrisa se formo en los labios de la chica, había amarrado su cabello oscuro, la expresión que tenia el ruso era una obra de arte. 

 Vaya que tardaste mucho... Solo vengo a darte un recado por parte de mi jefe, "nos veremos en el 'cuartel secreto' " – finalizo retirándose de la habitación sin antes dejar un sobre amarillento en el escritorio del ruso.




























































Silencio, era todo lo que se escuchaba en aquella habitación. Libros y documentos estaban organizados alfabéticamente en el escritorio de madera oscura se encontraba el albino de ojos zafiros, bostezaba y tallaba con su antebrazo sus ojos.

Aquel sobre amarillento estaba enfrente suyo, no apartaba la vista de papel desgastado por el tiempo, el "tic tac" del reloj hacía eco en su mente, las pisadas se escuchaban claramente, había llegado el de ojos avellana no hacia falta tocar la puerta pues los escoltas del eslavo lo dejaron pasar.

Alzo la mirada y lo que vio fue a un hermoso ángel caído, sus cabellos negros resaltaban su mirada, sus ropas negras y ajustadas acentuaban sus caderas y aquellas cicatrices le provocaban curiosidad.

 – Aun no lees la carta – hablo de manera burlona sentándose en aquel desgastado escritorio 

Sus ojos mostraban un brillo de emoción y curiosidad, sus labios parecían un fruto dulce. No importaba recibir un golpe de aquel hermoso ser solo para calmar sus más bajos instintos, probaría esos labios carnosos.

Se lanzo hacia el tricolor, tomándolo desprevenido, tomo sus mejillas delicadamente acercándose más a sus labios y antes de siquiera rozar sus pieles una hoja fría estaba en su cuello, el de sangre Azteca había sacado su daga de obsidiana colocando la en el cuello de aquel ruso. 

Una sonrisa se formo en los labios de ambos, las manos del ruso soltaron al de emblema de águila mientras se acomodaba en su lugar nuevamente.

– Me disculpo por mi imprudencia– dijo sonriente el albino 

– A la próxima solo dime lo que deseas y hablamos– devolvió limpiando la navaja para después guardarla en su pierna derecha

Y así es como dos amantes se habían encontrado después de tantas tragedias.      

RusMex (COUNTRYHUMANS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora