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Aún recuerdo la última vez que salí de casa para caminar sin rumbo por la ciudad.
Las luces son hermosas bajo el cielo nocturno, el ambiente es bastante tranquilo si es que no estas en algún bar o antro, el viento helado te hace estar en movimiento, los edificios se ven imponentes.
La ciudad esta iluminada por los postes eléctricos, las luces de los edificios, los letreros, los anuncios y aquellos monumentos también iluminan la ciudad.
– No pensé que nos volveríamos a encontrar Cautli – Saludaste dándome un gran abrazo; parecía que hace años no nos veíamos
– También te extrañe Ocelotl – Realmente necesitaba un abrazo pero... – No me digas que escapaste de casa _______ –
– Si quieres puedes acompañarme de regreso a casa – Respondiste con una sonrisa de oreja a oreja como si hubieras hecho una travesura
–Realmente no vas a cambiar mujer– Dije resignado cubriendo mi cuello con una bufanda
Caminamos sin rumbo pasando por las grandes construcciones que representan la historia de nuestro país. El frió no importaba mientras tú seas feliz en esta noche tan mágica...
Ay amor, me pregunto donde estarás en estos momentos... Te extraño tanto que mi hermano me acompaña en mis llantos...
– Él también te extraña – Me dijiste con melancolía – Ayer vino a visitarme y pregunto por tí – agregaste
– ______, ¿Por que me dices todo esto? – Pregunte molesto
– Porque él siempre supo de tu enfermedad, México –
Aquellas palabras me dejaron helado, mi corazón se detuvo por un segundo y sin darme cuenta mis lagrimas eran de sangre.
– ¿Por que.... nunca dijo nada? – mis ojos ardían, mi cuerpo temblaba, un nudo se hizo en mi garganta
– Porque tu nunca lo harías, sabes bien que darle una noticia como es igual a demostrar debilidad – Trataste de consolarme dándome un abrazo mientras acariciabas mi cabeza – Y eso es algo que nada ni nadie podrá sacarte de la cabeza... ese fue el precio que pagaste al llevar todo tu solo –
– Sabes que lo amo tanto pero... – dije entre lagrimas
– Cautli – Hablaste firme, serena y con tristeza – En poco tiempo estaré con tus hermanos–
Madre, por favor te suplico que todo esto no me haga llorar amargamente
– ¿De que hablas? – Pregunte desconcertado con el miedo dominando me
– Estoy embarazada – Confesaste entre lagrimas pero al escuchar lo demás... – Y tengo arritmia –
No sabía que hacer, que decir o como reaccionar...
– ¡No!, ¡Tú no _______! – Grite sin importar nada más – Dime que todo esto no es cierto Ocelot, por favor dime que es un mal sueño – Mi llanto era cada vez más y mi corazón ya no podía soportarlo
– Mi gran amigo del alma, mi gran hermano de toda la vida... –Hablaste entre lagrimas sin dejar de consolarme entre tus brazos... me recuerdas tanto a ... – Mi ultima voluntad es que cuides a mi pequeña, enséñale todo lo que sabes y que no olvide que el amor de una madre es inquebrantable– Aquellas palabras me hicieron temblar y abrazarte más fuerte
Las horas pasaban y ninguno de los dos quería separarse de aquel abrazo lleno de cariño pero ya era el momento de regresar a casa.
Sin decir palabra alguna nos separamos lentamente, secando nuestras lagrimas y contemplando aquella vista de la ciudad. Como si nunca hubiéramos tenido la conversación más triste de nuestras vidas me sonreíste abrazándome por uno de mis brazos.
– Deberías de arreglar las cosas con Rusia, ya ha pasado mucho tiempo – Comentaste mirando aquel edificio que ha sobrevivido a tanto como si trataras de encontrar algo
– No lo se... después de tantos años... – respondí inseguro
– Piénsalo en lo que regresamos a casa – Y eso fue lo único que escuche
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»Fotos tomadas desde el Palacio de Bellas Artes y La Torre Latinoamericana en la Ciudad de México (11/11/21)«
