CUATRO

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Los suspiros y jadeos llenaban la habitación del ruso que estaba desnudo frente a su amante.
La excitación del momento le hizo soltar un gemido ronco a la vez que el contrario introducía por completo el falo del eslavo en su cavidad bucal.

Ruidos obscenos salían de la boca del mexicano, los fluidos empezaban a mezclar se y un par de gotas de saliva caían al suelo. El sudor caía por sus frentes, la respiración del eslavo era agitada y poco le faltaba para correr se en la boca de su pareja que succionaba su glande gustoso.

Se detuvo a mitad de la felación al sentir el constante palpitar del miembro del ruso, relamio sus labios mientras su mirada se posaba en el cuerpo del contrario.

Con agilidad se colocó entre el regazo del albino dejando el falo entre sus glúteos, subía y bajaba sus caderas de manera provocadora; el pecho del tricolor estaba a la altura de sus labios.

Las manos del eslavo tomaron los muslos del tricolor a la vez que lamía sus pezones, el contrario solo gimió al sentir el contacto en sus zonas erógenas. Un dedo había introducido el albino en aquella estrecha entrada y un gemido de placer resonó en la habitación, las piernas del mexicano empezaban a temblar ligeramente.

Su lengua jugueteaba y mordía levemente aquel pecho sensible, sus dedos penetraban al de menor estatura con insistencia, deseo de poder entrar en esa entrada tan resbaladiza.

- Rusia... Te necesito- Susurro el de ojos avellana entre gemidos.

En cada estocada los gemidos se escuchaban por toda la habitación y los gruñidos del ruso acompañaban al mexicano que movía sus caderas en busca del mayor placer que podía haber tenido en su larga vida.

Sin decir palabra alguna el eslavo saco sus dedos y lentamente metió su miembro en el contrario que empezaba a jadear y respirar un poco agitado, debía admitir lo, le encantaba ver a México en ese estado.

El dolor y el placer se mezclaban en un acto de amor, ambos jadeaban, respiraban con dificultad. Pararon por un momento para mirarse a los ojos y ese brillo de alegría brotaron, un beso apasionado confirmó el sentimiento que esos corazones hace tiempo sentían por el otro.

Finalmente en ruso había penetrado por completo al de ojos avellana, una lágrima resbalaba en la mejilla del escudo de águila pues bien estaba acostumbrándose a la intromisión que tenía en su entrada pero en un intento de encontrar una posición cómoda, encontró su punto de placer al tratar de acomodarse en las piernas del albino y acto seguido, sin poder evitarlo sus alas se desplegaron.

- ¡Ahh~!- Gimió a la vez que arqueó su espalda, arañando los hombros de su amante

Aquello sorprendió al de ojos zafiros, es algo que jamás olvidará.
Los minutos pasaron y ambos empezaron a fundirse en el placer del momento.

Sus caderas se movían lentamente, tratando de acostumbrarse a la posición que estaban, los gemidos fueron acompañados de besos, mordidas, chupetones y rasguños, plasmando y demostrando el amor que ambos se tenían.

- R-Rusia, ah~... M-Más- pedía entre besos

Las estocadas cada vez fueron más rápidas, la poca cordura que les quedaba fue consumida por la lujuria y la pasión carnal que aumentaba cada vez más, sus cuerpos se fundían en el placer del sexo; el sudor, sus lenguas, sus fluidos se combinaban formando así su "néctar de amor".

Gemidos, jadeos, suspiros y el rechinar de la cama acompañaban aquellos amantes que se sumergieron en lo prohibido ante sus creencias, las marcas y el ardor de las mordidas junto con los rasguños sera la única evidencia que recordaran cuando contemplen sus cuerpos desnudos, cayendo nuevamente en la tentación del placer carnal del que ninguno se declara culpable.

RusMex (COUNTRYHUMANS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora