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        Primer día del segundo semestre universitario.

     ¿Se sentía nervioso? Sí ¿tenía una razón para estarlo? No.

      Era simple, de alguna manera su organismo jugaba en su contra siempre que se presentaban ocasiones 'importantes', haciendo que sus manos sudaran, sus piernas se sintiesen más débiles de lo usual e incluso con dolores estomacales.

      Aunque para ser honestos Jeno ya estaba acostumbrado a ello, realmente no era la gran cosa, era más bien como una anticipación y en cuanto estuviese en el momento simplemente todos los malestares se detenían y podía seguir su día de forma normal.

     Cuando entró a la cede universitaria lo primero que hizo fue pasar por su horario en recepción ya que este año se habían atrasado en la entrega de estos y todos los de su facultad tendrían que ir por ellos temprano mientras mentalmente rezaban que el horario no fuese un asco como el del semestre pasado.

      Recogió la hoja que le indicaba cuáles serían sus materias y docentes por el siguiente semestre y suspiró porque bueno, no era el mejor horario pero pudo haber sido peor. Tomó una foto del papel para tenerlo por seguridad propia y para hacerle saber a su padre y madre que ese sería el nuevo horario.

       Porqué sí, al ser hijo único tendían a poner toda la atención posible en él, tener 19 años no era un impedimento para que ellos estuvieran al tanto de sus necesidades e inclusive cumplirle caprichos que muy de vez en cuando sucedían.

      Bajó la mochila que llevaba para guardar el horario en la única libreta que traía para posteriormente volverla a colocar en su hombro e inició su camino hacía su facultad asegurándose con la imagen en su teléfono qué clase le tocaba primero.

     Japonés con la profesora Minatozaki Sana.

    Mierda, ella era de las profesoras más temidas en la facultad, era ridículamente estricta en muchos aspectos. Con miedo revisó a los demás docentes y vio que tendría a por lo menos 4 de los peores profesores, se daban el lujo de decir que no cualquiera pasa su materia y aunque no temía por ello porque en realidad él es un buen estudiante  sí le daba pereza pensar en los métodos que ocuparían para infundir miedo en los estudiantes.

     Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando al doblar por un pasillo chocó con alguien que al igual que él parecía estar perdido en sus pensamientos, iba a disculparse pero el chico delante de él se adelanto haciendo una leve reverencia y susurando un 'lo siento' para pasar de él y continuar su camino mientras él se quedaba estático en el mismo lugar.

      Volteó lentamente viendo como el chico se dirigía a la salida del edificio, su cuerpo reaccionó y con pasos acelerados intentó alcanzarlo.

     ¿Podría ser? ¿Haechan? ¿Era el Haechan que conoció en la escuela secundaria? ¿El mismo Haechan que había desaparecido hace 4 años y del que no había sabido nada? ¿El que dejó a su pobre corazón de 15 años destrozado sin ser consciente de ello?

      Los latidos de su corazón iban en aumento cuando estaba a unos pasos, sentía sus pulsaciones aceleradas, podía escucharlas en sus oídos palpitar, se detuvo con la respiración agitada dispuesto a comprobar si el chico frente a él era mismo de sus más lindos recuerdos, necesitaba ser escuchado.

-Haec- fue cortado por alguien detrás de él.

-Ey, Donghyuck, no huyas- el chico frente a él siguió avanzando sin importarle lo que el contrario decía mientras este pasaba a su lado corriendo para alcanzarlo.

-Te djje que no me interesa Jaemin- hizo una seña de despedida aún de espaldas y luego sacó el dedo de enmedio recibiendo un golpe en la cabeza cuando el chico de nombre 'Jaemin' lo alcanzó.

TOO GOOD AT GOODBYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora