Chapter 30

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Mavis

Las mangas de la camisa blanca estaban dobladas hasta su codo, bebió todo el trago de whisky haciendo una pequeña mueca mientras se servía otro, el cual, al igual que el anterior, bebió de una vez.

Dejó el vaso de forma brusca en la mesa de vidrio, apoyó ambas manos en esta y bajo su cabeza completamente tenso, apretó sus ojos mientras exhalaba, respiraba profundo con la mirada fija en el cristal en donde se apoyaba con fuerza aparentemente mareado.

—Si sabes que por más que tomes las cosas no van a mejorar, ¿verdad?—cuestione aún con mi cabeza apoyada en el mesón de la cocina, soltando una pequeña risa boba, viéndolo un poco borroso mientras chupaba la paleta de fresa—: solo te hace pensar más... ¿Estás bien?.

—Si—respondió cortamente sentándose en la silla de la mesa, los movimientos eran tensos, como si le molestara que hablara, pero no me importaba.

Intentó tres veces que el encendedor diera fuego para prender el phillie que permanecía entre sus labios, su ceño se relajó, apenas consiguió encenderlo.

—¿Me das un poco? Quiero.

Saco de la pequeña lata otro que tenía armado tendiéndomelo desde su posición, esperando a que me incorporara y lo agarrara. No lo hice.

—Podría hacerlo del tuyo, estoy limpia.

—Ambos sabemos que no.

—Tan jodón que te pones pa' compartir un puto phillie, pero ahí andas metiéndoselo a cualquiera

—Condón con todas y exámenes cada vez que puedo.—Contraataco.

Lo veía distorsionado en medio del rojo psicodélico que se esparcía por la habitación por las luces, no lograba enfocarlo como quería. El pelinegro boto el humo despacio bebiendo directamente de la botella, se incorporó con el phillie en su mano derecha, dejó el otro sin encender justo enfrente a mi cara mientras bebía el contenido de la botella como si fuera agua sin hablarme o darle atención a lo que yo decía.

—¿Has leído a Platón alguna vez?—preguntó con la mirada perdida, sin sostener del todo, sacándome abruptamente de mi ensoñación.

—¿Ahora si quieres hablar?—alce una ceja sonriendo con la paleta en mi boca, la saque y alcé mis brazos completamente feliz—¡Eso, muchachos, lo logramos!—al ver su expresión mientras fumaba, preferí ser una nena buena, darle una respuesta y callarme después de rodar los ojos—: supongo que en algún momento lo hice ¿recuerdo algo de su pensamiento? No, pero por lo que veo tú si, so, enséñame, arrebata' aprendo mejor.

Expulsó el humo por sus labios despacio, mirándome con sus ojos completamente rojos, apoyado en la pared.

—Afirma que el más débil es también el peor, ya que, básicamente, son los débiles y la gran masa los que dan las leyes, haciendo en su propio provecho y determinando así lo que es bueno y lo que es malo—recita de forma sencilla lo que me da a entender que no lo dice textualmente.

—¿Alguna vez haz tocado un libro de platón en tu vida, Bryan?

—No—me miró elevando levemente su comisura—No, no soy tan profundo, pero soy atento, aunque no parezca escucho las cosas que me interesan.

—¿Entonces por qué debería creer en lo que dices?

—Ella casi nunca se equivoca—argumentó con el phillie en sus labios—: Prosigo. Según lo que escuche, Platón da a entender que los débiles tratan de amedrentar a los fuertes, es decir, a aquellos que tienen fuerza en sí para poseer más que los otros, esto con el fin de que no aspiren a más.

INFIEL. [BRYTIAGO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora