El contexto lo sabrán si saben que salió el 15 de octubre.
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Durante los siguientes dos días Sonic no fue a la escuela, alegando que sus heridas eran muy graves y no sanarían correctamente si volvían a golpearlo, aunque la verdadera razón por la cual se quedaba en casa era para poder pasar su tiempo con el chico de la ventana. El contacto entre ellos era mínimo.
Algunas veces, Tails entrelazaba sus meñiques. Otras, simplemente, sus hombros se tocaban. Algunas veces Sonic jugaba con su flequillo, y otros Tails lo hacía con el de él (en este caso; púas). Pero sus encuentros casi siempre se limitaban a Sonic haciendo tareas atrasadas mientras Tails hacia crucigramas sobre su cama o daba vueltas en su patineta alrededor de la estrecha habitación. Casi fueron descubiertos un par de veces, pero no resultó ser nada serio. A veces Tails ayudaba a Sonic con alguna tarea que no entendía, pues era bastante listo.
Otras Sonic ayudaba a Tails a reorganizar su habitación. A veces, Tails le pedía a Sonic posar para dibujarlo y el accedía con mucho gusto. Los resultados eran increíbles. Sonic pensaba que Tails era el mejor artista del mundo. Los peores momentos eran cuando debían separarse para que Tails asistiera a una de sus citas, y el mejor era cuando regresaba y simplemente se asomaba a la ventana. En esos momentos Sonic veía a Tails apoyando su mano derecha sobre el vidrio y mirándolo hasta que alguno de los dos se atreviera a tomar un marcador y escribir como el primer día en el que se conocieron.
El sábado estuvieron todo el día en la habitación de Tails, riendo y hablando de cosas sin importancia. El domingo sucedió casi lo mismo, pero a la ahora del almuerzo Tails le preguntó a Sonic si quería almorzar con él, y éste no se negó. Le preguntó a Sonic cuál era su comida favorita, y éste no negó en decir chilidogs. Fue entonces cuando el chico de la ventana le dijo a su madre que quería almorzar chilidogs, y está no se lo negó. Media hora después llegó el repartidor, y Tails entró a su habitación con platos de chilidogs entre manos. Sonic le había dicho a su madre que estaría estudiando en la biblioteca y que comería algo en el camino. Su mamá solo le deseo un feliz día.
¿Qué madre puede esperar que su hijo en realidad este comiendo chilidogs con el vecino?
Sonic le demostró a Tails que podía comer más de lo que parecía poder, y le demostró sus mejores eructos, aunque los de Tails eran inigualables. Cuando terminaron de almorzar, Sonic recibió una llamada de Silver.
Sonic: ¿Hola?
Silver: ¡Sonic! ¿¡Estás bien!?
Sonic: Mejor que nunca. -Contestó sonriendo mientras miraba al chico de ojos azules, el cual estaba jugando un juego de preguntas con su celular.
Silver: Sonic,Mephiles quiere saber si te gustaría salir con nosotros dentro de una hora. Iremos al cine, por si te interesa.
