Capítulo 1.

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Lo que se disfruta y se vive con fuerza.

Thea.

Cierro la mochila después de guardar todo lo que llevaré a casa y al girarme me encuentro a Moisés con uno de mis cuadros en su mano.

Me acerco y en cuanto levanta su mirada hacia mí, me da una pequeña sonrisa, esas tan comunes en él todo el tiempo.

—Te ves... Demasiado feliz aquí, Thea— bajo la mirada y detallo la fotografía.

Siento que el corazón se me encoje de golpe, en cuanto vuelto a ver la única foto que me permito tener, la foto del baile, donde Lucas se encuentra detrás de mí con sus manos en mi cintura y ambos sonreímos, y son sonrisas brillantes y demasiado reales.

Supongo que en eso abarcaba todo, en esta foto se ve reflejada su felicidad y la mía, su intensidad y la mía de ese amor que estábamos viviendo.

Trago grueso en cuanto tomo el cuadro en mis manos.

—Era feliz— levanto la mirada— era muy feliz.

Su mano se posa en mi hombro y se acerca dejando un beso en mi cabello.

—¿Quién es?— señala a Lucas.

Nunca he hablo de él, ni siquiera como recuerdo.

Vuelvo mi vista al pelinegro en la fotografía y hay tantas formas de la que podría responder, pero optó por la más segura y eterna.

—Mi mejor amigo.

No levanto la mirada, no quiero verlo a los ojos, no quiero que se dé cuenta de que esa es una herida que no sana, y que en cambio solo arde sin importar el tiempo que pase, mientras yo solo finjo que no existe.

Me quita el cuadro de mis manos con delicadeza y pasa sus manos por mi cintura.

—¿No hablas con él?— niego con mi cabeza.

—Está lejos— levanto la mirada al notar su silencio y solo asiente antes de sonreír de nuevo.

Y me gusta que no pase los límites cuando nota que no quiero seguir hablando de un tema.

Moisés tardo casi un año en que le aceptara una salida, lo conocí en una fiesta de su fraternidad a final de mi primer año de enfermería y ahora después de tanto tenemos una relación desde hace tres meses.

Nunca pensé que volvería a ser la novia de alguien, me costaba imaginarlo, pero después de todo la vida sigue, aun cuando te niegues a que lo haga.

Siento algo por Moi, no es ni parecido a lo que viví con Lucas, pero es algo, me hace sentir bien y cómoda, ¿Eso no debería ser lo único que deberíamos buscar?

Es como una pequeña esperanza que se creía muerta antes de conocerlo, como si antes de saber que podía tener un pequeñísimo rayo de luz en un lugar que estaba oscuro y con telarañas.

¿No era eso suficiente? Solo un poco de luz, solo eso podía tener después de Lucas y me bastaba. O intentaba convencerme de que lo hacía.

—Lamento no poder acompañarte a lo de tu amigo, se me sale de las manos— coloco mis manos en su pecho.

—Te he dicho ya que no es necesario, solo serán dos semanas, tu visitas a tus padres y yo a los míos.

Sus ojos marrones se clavan en los míos y asiente, con él todo es sencillo, seguro y al mismo tiempo tan diferente o quizás común.

—Cuando vuelva, debo buscar dónde hacer mis pasantías— cambia el tema.

Moisés va en su último año de medicina, y es muy bueno e inteligente de hecho es el nro 1 en su clase.

Explorando el amor (Libro 2 de EEA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora