Capítulo 18.

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Lucas.
Tío Luca.

Escucho un grito que me hace girar, y la veo, corriendo hacia mí, con ese largo cabello negro que lleva trenzado y un peluche en sus manos.

—¡Tío Luca!— abre sus brazos en cuanto está cerca y yo me agachó para recibirla—.Tío Luca, tío Luca— repite una y otra vez.

—¿Cuánto extrañaste al tío Luca?— le pregunto levantándome sin bajarla de mis brazos.

—Mucho— envuelve sus brazos en mi cuello.

Cuando veo a Walter sonreír y con sus ojos llenos de lágrimas, una sensación rara se instala en mi pecho, hace muchos años que no nos veíamos, y aun cuando finja que no lo extrañe, lo he hecho desde el día que se fue de casa.

—¿No me vas abrazar?— le pregunto cuándo Wleis, quiere que la baje para ir a saludar a mis padres.

Walter me mira y niega.

—No te gustan los abrazos.

—No me gustan, pero creo que uno con mi hermano no estará mal— suelta una risa al escucharme y se acerca abrazarme.

—Te extrañe mucho, enano— suelto una risa al escucharlo.

Solía decirme así cuando éramos pequeños, y ahora incluso soy un poquito más alto que él.

Cuando nos alejamos, saludo a mi cuñada y le ayudo con una de las maletas, mientras mamá le llena toda la cara de besos a mi hermano y no deja de llorar.

Mientras mi padre toma de la mano a Wleis para salir del aeropuerto y volver a casa.

Cuando vamos caminando hacia el auto, Walter camina a mi lado y con su codo me da un pequeño golpe para llamar mi atención.

—Creo que alguien si va sacar el lado tierno de papá— observó a papá y lo veo con el peluche de Wleis en su brazo y su otra mano entrelazada con la pequeña.

—Saúl, acaba de caer en sus garras— digo, mamá suelta una risa y asiente viéndolos con ternura.

—Yo voy a disfrutar mucho esto— y de esa forma camina un poco más rápido y comienza a hablar con mi sobrina.

Mi hermano no deja de sonreír y su esposa también parece feliz de verlo así, y no puedo evitar pensar que durante este tiempo mi hermano ya tenía una familia, y yo no había aceptado eso, que ya no es el chico que se fue con sueños y libre, ahora ya es mayor.

—Lucas— me acercó al salón en cuanto escucho a papá.

Y me sorprende lo que encuentro, él en el suelo con un montón de cojines regados.

—¿Que hacen?— voy a sentarme en un sillón cuando Wleis niega.

—Aquí, con nosotros, tío Luca— me quedó viendo a papá y este señala un cojín a su lado.

Esto es una locura.

Me siento junto a papá y veo como Wleis nos mira ambos con una sonrisa, y esos ojos verdes tan bonitos.

—¿Que estás haciendo?— le pregunto a papá en voz baja y este se encoge de hombros.

—Lo que ella quiere.

Intento reprimir la risa pero es muy difícil, mi padre siempre ha sido un poco fuerte y nunca lo vi en el suelo sentado, ni con un desorden como este.

—Mamá va odiar cuando vea esto así— Wleis parece escucharme porque observa a su alrededor.

—La abuela lo hizo, está buscando galletas— me cuenta.

No puedo evitar soltar una risa, esto va ser algo gracioso de ver.

Explorando el amor (Libro 2 de EEA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora