Muchas veces subestimamos a las personas demasiado. El creer que no puede decir o hacer algo peor, queda descartado de nuestra mente porque creemos que lo conocemos, pero al final nos sorprendemos de la magnitud de lo que puede hacer.
El ayudar a un chico jamás me había traído tantos problemas como ahora. Y los chismes de que le había "robado" y "agredido" esta corriendo por todos los pasillos.
Y para mí mala suerte, lo que paso el año pasado no ha quedado del todo olvidado por la escuela, y la provocan te de ese incidente hace un año, esta haciendo que regrese de nuevo y con más fuera.
Camino por el pasillo con los hombros bajos, sosteniendo mis libros y con las piernas juntas para hacer el menor bulto posible.
Abrí mi casillero y metí lo que traía en las manos. Solté un suspiro y antes de cerrarlo escuche los murmullos.
—Si, es ella.
—Ella le robo, sabía que era una bastarda, pero no una ratera.
—Si su madre pudo hacerle eso a su esposo, como crees que será...
—¡Quieren callarse! —las interrumpí volteándome con los puños apretados y posiblemente la cara roja de rabia.
Una cosa era hablar de mi, y otra era de mi madre.
—¡No saben nada trío de cacatúas para andar hablando mierda, así que mejor cállense de lo que no saben!
Sin darme cuenta había atraído la mirada de todos en el pasillo. Y sus miradas mostraban sorpresa y molestia.
Cerré mi casillero con más fuerza de la que necesitaba y camine abriéndome paso para ir a mi salón.
Doble en la esquina tratando de calmarme pero el simple hecho de que hablen de mi madre de esa forma me enoja demasiado.Cuando di tres pasos más mi cuerpo chocó con alguien y me mandó al suelo. Solté la mochila y mire arriba con enojo que fue reemplazado con una paz al ver al chico que no podía sacar de mi cabeza.
—Lo siento, no te escuche —dijo volteando a mi dirección.
Lo mire sintiendo todo el enojo desaparecer.
—No, yo... Emm no, fue mi culpa.
Se inclino a mi dirección y extendió su mano. No creía que pudiera recordar mi voz... o como fuera que me recordaría, pero sentí una sensación extrañamente agradable cuando tomé su mano para levantarme.
—Gracias.
—No hay de que, y disculpa, no te escuche.
—No yo debí... fijarme. Fue mi culpa.
—No fue mía, lo siento.
Me quedé mirándolo un poco más hasta que reaccione y lo rodee carraspeando.
—Bueno, adiós, Erik.
Me detuve.
Que dirá de ti ahora que sabe, que tu sabes su nombre, loca.
No creo que se haya dado cuenta.
—¿Me conoces?, perdón, es que no recuerdo tu vos.
Auch.
Cállate.
—No, digo si, digo... ya me voy, adiós.
Y salí corriendo. Literal. Me fui corriendo y me metí a mi salón con la respiración agitada.
Porque actuaba de esta forma con el.
(...)
Salí de mi clase y volví a escuchar los mismo comentarios. ¿Qué no tenían otra cosa de que hablar? ¿Tanto se interesaban en mi vida?
Y justo antes de dar la vuelta para salir de la escuela, vi a la persona que era responsable de aquellos rumores. ¿Cómo lo se? No tengo idea, pero se que lo hizo. Ese rumor de mis padres ya había muerto, y quien lo inició hace un año, fue ella. Y aquí estaba riéndose como si nada, hablando con la persona que toda la escuela sabía que era la persona perfecta para que algo lo supiera todo el mundo.
Di media vuelta cuando sus ojos me captaron y sonrió alzando la barbilla. Solo rodee los ojos y camine al lado contrario. Mi chófer podía esperarme media hora más.
Camine a las gradas y me deje caer en el último asiento bajo la sombra de árbol.
Rebusque en el bolsillo de mi mochila la cajetilla de cigarrillos y encendí uno. Lo lleve a mis labios y el rostro de una persona en particular invadió mi mente. Suspiré dejando salir el humo.
—Fumar mata —la voz de mi amigo se hizo presente después de arrebatarme el cigarro de mis dedos.
—Devuélvelo —dije con expresión cansada.
—No, no voy a dejar que mi amiga se mate fumando. Creí que lo habías dejado.
—Pues ya viste que no.
El me miró con atención, miró después al campus y vio a varios mirando a nuestro dirección.
—Volvieron —dijo.
—Me sorprende de no te hayas enterado todavía.
—De hecho si ya me enteré, por eso vine a verte.
Se sentó a mi lado y llevo el cigarro a su labios y luego me lo dio.
—Almenos no dejare que mueras sola.
Sonreí y di una corta calada.
Nos quedamos en silencio mirando los alrededores; me gustaba estar así con el, en silencio y compartiendo algo. Aún que eso nos dañara.
—No deberías poner atención a esos comentarios.
—Se que no, pero no puedo dejar que vuelvan a poner en mal a mi madre.
—Y es justo lo que esperan que hagas.
—Pues les estoy dando gusto.
Sentí su mirada más, no se la devolví, me quede mirando al frente donde daba a la entrada de la escuela. Y como si fuera algo del destino, cierta persona pasó y se quedó de pie hablando con... la misma chica que colgaba de su brazo el otro día.
Solté un suspiro y di una calada más profunda al cigarro.
—¿Iras a la excursión? —pregunté para cambiar el tema y no prestar atención a la pareja de enfrente.
—Si, un poco de aire del bosque nos vendrá bien. ¿Iras?.
—Si.
—Nos sentamos juntos.
Lo mire levantando una ceja. El río.
—No irá mi novia. No te preocupes.
—Bien, entonces nos sentamos juntos.
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Blind Love
Teen FictionEl; un chico que tiene una discapacidad, ¿cual? No puede ver, Ella; una chica como cualquier otra. Ambos son diferentes en muchos aspectos. Pero descubrirán que no solo se puede enamorar del físico, también hay otras formas de enamorarse, y otras f...