Blind Love

Capítulo 22. No hay más que decir.

ERIK.

(horas antes de la propuesta de matrimonio)

Baje las escaleras buscando a mis padres. No tenía idea sobre el tema de la fiesta. Bueno, solo mi abuela, ella fu  la que me ayudó en todo.

Ya había hablado con los padres de Alicia, solo faltaban los míos, y mañana ya era la fiesta. No quería inconvenientes.

—Mamá, papá.

—Pasa hijo.

Entre en el despacho. Ambos estaban en la mesita de centro mirando papeles. Mi madre usaba sus gafas y se veía más seria que nunca.

—¿Qué mesitas hijo?

—Eh... Quiero hablar con ustedes pueden... Dejar eso.

Ambos se miraron antes de dejar todo.

—Dinos.

Me senté al lado de mi padre, era la opción más segura en este momento.

—Cómo saben, mañana es la fiesta.

—Si, la que decidiste hacer sin decirnos el motivo, no se me olvida cielo —dijo mi madre.

—Si bueno... Es momento de que lo sepan. Mamá, papá, voy a pedirle matrimonio a Alicia, mañana.

Ambos se quedaron en silencio. Sentí que me dudaban las manos. No por lo que dijeran, de hecho, estuvieran de acuerdo o no, lo haría, pero esperaba que ambos me dieran su apoyo.

—En hora buena hijo —papá fue el primero en reaccionar, me dio un cálido abrazo—, me alegro mucho, ya te habías tardado. Ella lo sabe.

—No, es sorpresa, sus padres ya saben. Están de acuerdo...

—Ósea que los padres de ella lo supieron antes que nosotros, me parece bien.

—Mamá.

—Has lo que quieras, Erik.

—Pues pensaba hacerlo —le conteste—, no esperaba su autorización madre, lo iba hacer. Porque como te lo dije hace años, pienso casarme con quien yo quiera y a quien ame.

Mi madre no quito la mirada y yo menos. Quería mantenerme firme.

—No vengo a pelear. Quiero decirles, para que nos tome por sorpresa mañana. Digas lo que digas madre, no te queda de otra mas que aceptar esto, porque no pienso retroceder.

Mi madre me miraba seria, sabía que no te gustaba que la retara de esta manera, pero si no lo hacía, intervendrá en todo.

—Bien, entonces mañana nos vemos —dijo antes de tomar los papeles que estaban cerca de ella y desaparecer por la puerta.

—Me alegra que no haya dicho nada, lo está aceptando. Pero cuéntame hijo, que le tienes preparado.

Comencé a contarle todo lo que tenía para Alicia, le mostré el anillo y que  Dylan me acompañó por quince tiendas de joyería hasta encontrar el anillo que sería perfecto para ella.