Me coloque la capucha de mi sudadera queriendo irme. Seguí a mi amigo entre toda la gente y podía ver como se volteaba a mi dirección para ver que si lo seguía.
Llegamos a las gradas y pude sentarme de mala gana sobre ellas. El se quedó de pie y estiró su cuello mirando a todos lados.
—Sigo sin saber que hago aquí —dije.
—Vienes acompañarme —contestó el quitando mi gorro de la cabeza.
—Y justo aquí, en un partido.
—Si, María me quería ver.
—Y para ello necesito estar yo aquí —dije con ironía.
Odiaba venir a los partidos... bueno, ahora ya los odio. Antes los amaba. Es mas, antes yo estaba en el campo jugando.
Sacudí mi cabeza sacando los recuerdos de hace un año.
Vi a mi amigo agitar su mano y pude ver entre la multitud a su novia. Ok, bebía irme ya.
Me levante y camine a las escaleras, pero la mano que me tomó de mi brazo me detuvo.
—¿A dónde vas? —preguntó mi amigo con desespero.
—Iré a comprar algo y a perderme por ahí hasta que decidas irme a dejar.
Me solté de su agarre y camine escaleras abajo. Me cruce con su novia pero la ignore. Me metí entre la multitud y me perdí de la vista de todos.
Escuché por las bocinas como nombraban a los equipos y los gritos de todos cuando nuestro equipo salía.
Mire con tristeza la cancha. Como extrañaba estar ahí.Suspiré y seguí mi camino, miraba por mi hombro el partido, y veía lo avanzadas que estaban ya.
Solté un jadeo cuando mi frente chocó con algo y mi blusa quedó manchada de lo que parecía ser salsa.
Levante la mirada con intención de gritarle a la persona que estaba frente a mí, pero toda furia se desapareció cuando lo vi.
—Erik —dije sorprendida.
Cuando me escucho su ceño fruncido se desvaneció y una sonrisa apareció en sus labios.
—Alicia.
—Eh, perdón, debí fijarme —dije al ver que su cuello y chamarra estaba manchada igual.
El me sonrió con inocencia y se encogió de hombros.
—No hay problema. Se quita. Pero creo que también te has manchado.
Mire mi blusa y me encogió de hombros quitándole importancia.
—No... bueno si, pero muy poquito.
Brotó sus manos e hizo una mueca de asco al sentir lo que era salsa en ellas.
—Déjame ayudarte.
—Debería ser yo el que te ayude, fue mi culpa.
—Nha.
Tome su mano y camine al inicio del límite de las canchas. Tome servilletas del puesto y empecé a limpiar donde el estaba sucio. Pase la servilleta por su cuello y su chamarra.
De pronto me sentí nerviosa y comencé a respirar más lento. Mi mano empezó a temblar y creo lo noto porque su mano rodeo la mía y sonrió.
—Tranquila.
Me quito la servilleta que tenía en mi otra mano y con nerviosismo paso su mano por mi cuello y se detuvo en el borde de la blusa.
—Con todo respeto, prefiero no pasarme de aquí.
ESTÁS LEYENDO
Blind Love
Teen FictionEl; un chico que tiene una discapacidad, ¿cual? No puede ver, Ella; una chica como cualquier otra. Ambos son diferentes en muchos aspectos. Pero descubrirán que no solo se puede enamorar del físico, también hay otras formas de enamorarse, y otras f...