IV

87 22 2
                                    

Como si fuera un verdadero noble fue recibido, acompañado por una reverencia por parte de los guardas que esperaban en el muelle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como si fuera un verdadero noble fue recibido, acompañado por una reverencia por parte de los guardas que esperaban en el muelle. Uno de ellos dio un paso adelante, presentándose; — Príncipe Vegeta, mi nombre es Bonnet y he sido seleccionado para guiarlo al palacio, el rey desea verlo.

Él recién nombrado asintió, — ¡Kakarotto! Te dejo a cargo de los prisioneros, — se acerco hacia su mano derecha, — no dejes que Raditz haga alguna idiotez. — susurro, logrando que nadie más lo oyera.

Su amigo asintió, dándole una palmada en el hombro. Era él único que podía hacerlo, — estaré vigilando. — sin más se retiro, dejándolos solos.

Él soldado se encargo de guiarlo, enseñándole lo bello del reino. Pero, algo era inusual, habían muchas personas, caminaban emocionados, directamente hacia el castillo, — ¿por qué hay tantos insectos? — gruño, mientras desabrochaba su chaleco negro, dejando que su camisa blanca enseñara un poco de su pecho.

Bonnet sonrió, — hemos descubierto lo imposible e imaginable, una leyenda hizo su aparición y se ha corrido la voz, justo en el palacio encontrara el temor de los piratas. — explico emocionado.

Aún con la duda Vegeta siguio caminando, ignorando a la gente a su lado, mientras llegaba a la entrada del enorme castillo, desvío su mirada al agua que se adentraba por una zona hasta el lugar. Lo primero que vio, fue un pequeño puente y al frente lo que parecia un río.

La curiosidad fue peor, recorriéndolo, acelero hasta llegar a donde todas las miradas se clavaban, debía ser una broma.

Justo en medio del agua, al lado de las flores, apoyada en un muro de piedra había lo que él negó.

Una aparición divina, un ser que no debía estar ahí pero así era. Una mujer, de piel blanca y cabellos azules que resaltaban sus ojos, hermoso perfil y que labios, pero eso no era lo especial.

La cola, esa cola de tonos azules y violetas con la aleta más perfecta adornaba las curvas de la mujer. Senos cubiertos por sus escamas y mechones de cabello, creada a la perfección.

Era una mítica sirena, pero, no era cualquier sirena.

El Cofre De La Muerte. || V.B ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora