Prólogo

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Supongo que cuando escribes una autobiografía debes empezar presentándote, por si alguien no sabe quién eres, sin embargo, puesto que mi vida solo es el inicio de la historia, seré breve.

Mi nombre es, o era en aquel entonces, Hans Karl Dietrich, no hace falta que te lo memorices, no uso ese nombre desde hace décadas. Yo era un soldado austríaco al servicio del Tercer Reich allá por la década de los 30, cuando Austria fue anexada a Alemania. Tras la invasión de Polonia y ver la segregación que recibía el pueblo judío, vi cómo se llevaron a mi mejor amigo, un judío, a un gueto, y luego a un campo de concentración. Cuando vi lo que sucedía en los campos, decidí desertar a territorio Ruso, donde me uní al ejército rojo. Serví como soldado raso debido a la desconfianza que había por mi origen austríaco en las tropas siberianas. Tras el primer avance de la operación Barbarroja me destinaron al frente, donde luché contra mis antiguos compañeros.

Pese a la discriminación, el odio y la desconfianza, mi capacidad para hablar ruso y alemán me sirvió para hacer de traductor para los prisioneros y los oficiales, evitando que me ejecutaran.

La hija de ArgentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora