trece: la almohada

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El día en el que Jeno se enteró que Renjun estaba embarazado fue uno de los peores y a la vez mejores días de su vida, honestamente fue una montaña rusa de emociones, en el momento que vieron la pequeña prueba de plástico sobre la mesa se miraron el uno al otro pensando que sus vidas estaban finalmente arruinadas.
Finalmente porque solo eran dos idiotas que apenas tenían para para sobrevivir ellos dos, una boca más que alimentar y un ser humano que cuidar en general era como... Demasiado.

Recordaba aquel día con ansiedad porque fue todo lo que lo arropó mientras estaba de pie en la cocina de su pequeño departamento, literalmente sentía que no podía respirar correctamente, agregándole el hecho de que Renjun no paraba de llorar a mares en el sofá para luego, y de repente, salir corriendo hacia el baño y vomitar por casi cuatro minutos seguidos.

No sabía que hacer, todavía no había procesado la información de forma correcta pero en algún punto sacudió la cabeza y entendió que quedarse de pie ahí no solucionaría nada, tampoco lo hicieron sus caricias en el cabello de su novio pero al menos le hizo saber que estaba ahí y que eso no iba a cambiar.

¿Pero actualmente? Pensar en el pequeño frijol que estaba creciendo dentro de su novio era lo más lindo del mundo, pensar en algo que Renjun y el habían creado con el infinito amor que sentían por el otro... No había nada mejor que aquello.

Habían pasado por mucho, citas con el doctor, buscar mejores empleos, la mudanza, contarle a sus padres, los cambios en el cuerpo de Renjun y en la vida de ambos... Eran demasiadas cosas, pero Jeno no se atrevía a quejarse, no ahora que esperaba a su pequeño bebé con ansias y sabía que sería amado sobre todas las cosas.

Pero... porque si, había un gran pero en todo esto, había un muy gran problema y es que Jeno era un hombre pegajoso con los que amaba y eso siempre se lo habían dicho desde pequeño, y con su novio el caso no era diferente sino que incluso peor.

Jeno amaba abrazar, besar, tocar y acariciar a su novio y sabía que Renjun adoraba todo eso de él, una de las razones por la que formaban una pareja maravillosa, o al menos así lo fueron hasta que ella llegó... Si, a sus vidas había llegado un largo y esponjoso objeto con estampado de vaca que se interponía en todo el amor físico que pudiera llegarle a ofrecer a su novio en las noches.

O al menos así fue al principio.

La almohada había llegado a sus vidas en el segundo trimestre, Renjun estaba haciendo una panza enorme así que fue obvio que tuviera que conseguirle todas las comodidades existentes a su novio, pero nunca contó con que sería reemplazado, sustituido y desechado por un simple objeto.

¿Era justo? Por supuesto que no, el podía darle besos, masajes y prepararle comida, y seguía haciéndolo, por supuesto que si, pero ¿Quién se ganaba los abrazos? La maldita almohada, extrañaba abrazar a su novio en las noches más que nada.

-¿En serio te gusta?-pregunto intentando no hacer una mueca de asco porque cada vez que juzgaba los antojos de Renjun el mayor se ofendía y decía que era malo con el, y al final simplemente se dormía dándole la espalda.

-Si, ¿Quieres probar?

¿Que si Jeno quería probar pepinillos con sal, mantequilla de maní y helado? Claro que no, pero ya sabía cómo manejar esto.

-Claro, dame un poco de helado ahora y comeré los pepinillos luego de la ducha.

-Mmm...-asintió.-Inteligente.-sonrío cruzando sus piernas.-Espero que frijol heredé tu inteligencia.

El mayor tomo la almohada y la abrazó colocándola debajo de su panza donde tenía su helado apoyado. Jeno le ofreció una sonrisa, ¿Era inteligente sentir celos de una almohada? No lo creía.

-Tu eres más inteligente.-se acercó a dejar un beso en su mejilla justo antes de que Renjun tomara la bolsa donde Jeno había traído todo, el menor frunció el ceño recordando una de las raras cosas que su novio le había hecho comprar.-¿No te vas a comer los ojos de plástico, verdad?

Renjun soltó una risa pasándole el helado antes de negar.

-No, tonto. Es para Nini.

-¿Nini?-pregunto confundido.

Renjun rodó los ojos como si estuviera cansado de repetir lo mismo y señaló la almohada.

-Nini, a este punto siento que es parte de la familia.-soltó divertido.-Voy a ponerle ojos.

-¿En serio?

-Sip.-acarició su panza recostándose en sus otras almohadas.-Estoy cansado.

-Estás lleno.-soltó una risa negando.-Iré a ducharme.

Jeno intentó ignorar el hecho de que su novio pensaba en ponerle ojos a su almohada y tomó una ducha ignorando también el montón de cajas que aún habían alrededor, la mudanza había sido reciente así que aún tenían mucho por arreglar. Tomo la ducha y cuando salió del baño se encontró con un escenario que más que lindo le pareció casi indignante, ¿Renjun realmente tenía que lucir tan hermoso tratando de colocarle ojos a esa cosa?

-¿Estás bien?

-No se quieres pegar.-susurró haciendo un puchero pero al instante sonrió.-Pero no importa, lo intentaré más tarde, creo que iré a escribir un poco.

Renjun se puso de pie y dejó un beso en su mejilla antes de tomar su computadora e ir a la sala, el mayor se había empeñado en hacer un libro de cuentos cortos para cuando su hijo naciera, era algo que le hacía mucha ilusión y Jeno estaba ansioso de poder leerlo pronto.

Soltó un suspiro mientras secaba su cabello y resopló mirando la almohada, a Renjun parecía hacerle mucha ilusión que su tonta almohada tuviera ojos, así que si eso lo haría feliz suponía que era su trabajo hacerlo de alguna forma. Los minutos pasaron y cuando eran las 11:30 pm decidió ir por su novio porque sabía que debía estar muriendo del sueño.

Hace unas semanas atrás Renjun había empezado a tener más sueño de lo habitual y lamentablemente aún seguía trabajando así que debía descansar realmente bien.

-¿Babe?

Renjun se estaba estirando justo cuando llegó a la sala, el sofá estaba ahí junto a la mesa pero solo había un cojín fuera porque los demás seguían en la caja.

-Hey.-sonrío, sus ojos estaban rojos y Jeno sabía que ya era suficiente.-¿A la cama?

-Sip.-se acercó dejando un beso en su regordeta mejilla.-Debes descansar.

-Bien.-respondió de forma tierna cerrando su computadora para tomar la mano de Jeno.-No puedo creer que Donghyuck logrará que entrara a las nueve al trabajo.

-Ya se, es genial, podrás descansar mejor.-susurró acariciando su panza de cinco meses.

-Es el mejor amigo.

Cuando Renjun entro a la habitación entrecerró los ojos y se encontró con la sorpresa de que su almohada, de hecho, tenía los ojos que había querido ponerle desde un principio, soltó un jadeo mirando al más alto antes de correr a su almohada y abrazarla.

-¡Jen, gracias!

Dios, como Jeno odiaba esa cosa.

-Lo que sea por mis bebés.-susurró con una sonrisa.

Renjun hizo un puchero dejándola a un lado para acercarse al más alto y rodear sus hombros con sus brazos.

-Te amo.

-También te amo, y a nuestro frijol, que ya no es tan frijol.

Renjun soltó una risa abrazándolo con fuerza.

-Quiero dormir así hoy.

Jeno apretó sus labios, incluso si Renjun no lo veía trato de disimular lo feliz que estaba y que no se mostrara su entusiasmo.

-Lo que quieras, bebé.

Se acosto en la cama y Renjun intentó buscar la mejor posición para dormir encima de su novio como tanto había extrañado en los últimos dos meses y lo jura, durmió mas perfectamente que nunca.


....

hola, tenía esto hace mucho acá así que veré cuales puedo salvar antes de empezar a escribir nuevos también esperen muchos Long OS de canciones de Taylor Swift e incluso fanfics completas 😼🤎

soles [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora