Entre las calles de Seúl, los más malhechores se escondían de la ley y disfrutaban de los placeres carnales, nefastos. Mi nombre era Park Sunghoon, y mi único trabajo en aquel lugar era limpiar los platos sucios que otros no se detenían a mirar; eran borrachos, ¿Qué se podía esperar de un borracho?
Lamentaba a las pobres jóvenes que bailaban por ganar unas cuantas monedas, pasar su tiempo con esos hombres sucios. No podía hacer nada para ayudarlas, nadie podía hacerlo, quizás una leyenda, pero es solo eso, una leyenda. Algo que no existe, o quizás sí.
- Muchos hombres miran y tocan a las mujeres por placer, es un premio tenerlas sobre ellos. Pero hay un solo premio que no han conseguido y la mayoría de nefastos están dispuestos a conseguir. Hay una leyenda que habla sobre una mujer cuyos encantos femeninos son envidiables por las demás; sus curvas son tan reconocibles que a kilómetros se mirarían bien, su pequeña espalda mostrando sus hombros descubiertos, sus piernas cubiertas con unas pocas telas y calzando unas zapatillas rojas. Muchos hablan de esa mujer como un gran tesoro, más nadie la ha vuelto a ver en muchos años, nadie se enteró de su nombre o siquiera de sus facciones. Ni siquiera los pocos hombres que aseguraron estar a pocos metros de ella. Es toda una leyenda para las cabezas inquietas que desean tomarla en brazos - me explicó una vez un hombre, un forastero que nunca más volvió a aquel bar.
Ese hombre era tan misterioso como la misma leyenda, lo había visto muchas veces pasar por una corta bebida para ir al puerto. Siempre vestía encapuchado y no dejaba mirar su rostro, solo sus labios y la punta de su nariz. Su voz era ronca y desgastada, pareciera que habría forzado la voz.
La mañana de navidad fue la última vez que se le vio deambulando por aquellas calles. Muchos afirmaban que era un tal Kim, uno famoso en realidad. Decían que él habría sido uno de los clientes más frecuentes en ese bar por años, y que habría tenido a las mejores mujeres, hasta que una noche conoció a la que fue su amor verdadero, quien murió en manos de un borracho ambicioso. Nunca más volvió a tocar a una mujer y trabajó hasta esa mañana en la que desapareció.
Era dueño de un pequeño puesto de arrendados, donde siempre dormía, en la última habitación del piso más alto. Muchos afirman que escucharon más voces que la suya en ese lugar, incluso escucharon el llanto de un recién nacido, también lo escuchaban gritar, quizás era la razón de su voz siempre ronca. La última noche que pasó en ese lugar habría gritado una vez más y habría lanzado algo a la pared.
Muchos quisieron averiguar que guardaba en ese lugar, pero nadie era tan valiente para hacerlo, y a la fecha nadie sabe qué ocultan esas cuatro paredes.
Oh, olvidaba que yo soy el narrador y el vividor de esta historia, por lo que vayan por una buena copa, que este es solo el prólogo que he formado. ¿Quieren saber qué hay detrás de esas cuatro paredes? ¿Quieren saber qué pasó con aquel hombre? ¿Quieren saber quien es la mujer misteriosa de la cual todos hablaban tanto?
¿Sí? Entonces, baja o desliza la página, y no olvides votar para que pueda suavizar mi hablar al contarles este relato. No lo olviden queridos lectores, que su apoyo es muy importante.
Espero verlos tan emocionados en mi próximo relato, en el verdadero inicio de esta historia.
A.T.T.E. Park Sunghoon.
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[ENHYPEN] Woman body
FanfictionSunghoon había escuchado hablar de una mujer con un cuerpo incomparable, tan fenomenal y sexy. Se decía que era tan esplendorosa, que nadie conocía ni siquiera su nombre; nadie hablaba con ella, nadie se acercaba a ella. Era una leyenda entre las ca...