Epílogo.

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Aquel día el cielo se regocijo en mi pena, las gotas de lluvía no fueron ningún impedimento para estar a su lado; sereno, tranquilo. No importaba que mis ropas se mancharan de sangre, no me importaba que los demás me miraran. Yo sólo quería estar a su lado, se lo prometí. Siempre estaría a su lado.

Ese sacerdote me miraba a lo lejos, lo sabía. Me había dicho las palabras que no deseaba escuchar. Yo nunca acudiría a su maligna iglesia a redimirme.

No me di cuenta de las horas, no me di cuenta de cuando las estrellas comenzaron a brillar con euforia.

- Debes dejarlo ir - fue lo que me dijo Jongseong.

Pero yo nunca lo haría. Nunca lo dejaría, nunca dejaría a mi hermoso ángel.

- No debes hacerlo, Sunghoon. Aún hay mucho que vivir. Aún puedes vivir cómodamente y buscar a alguien más - sugirió.

No respondí ninguna palabra. Simplemente continúe escribiendo en las hojas viejas.

- ¿Quién te reemplazará? - me preguntó.

- Puedes pedirle a Soobin o Beomgyu que cubran mi turno - le respondí.

- Ninguno de ellos dos reemplaza a un hermano - mencionó.

Paré de escribir.

- Eres mi único hermano, Sunghoon. Eres mi única familia... No soportaría que te fueras de la nada, dejarme solo - confesó.

Lo miré... Realmente estaba devastado. Pero yo había tomado una decisión.

- Nunca estarás solo. Siempre estaré en la lejanía... Los dos lo estaremos - le respondí. Pero fue inevitable no abrazarlo cuando las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro - recuerdame, habla de mí, de todo lo que pasó... Lleva esos escritos contigo y cuenta a los demás lo que ha sucedido, cuenta las injusticias... Cuenta hasta que te canses, así nunca nos olvidarás... Nunca me olvidarás - le dije.

- Eso no va a reemplazar mi pérdida... Nada va a cambiar mi dolor - aseguró.

- Busca a la persona indicada. Encuentra a la persona que te acompañe el resto de tus días, Jay. Busca la felicidad - le aconseje.

- Eso no va conmigo, lo sabes - murmuró.

- Tampoco conmigo - le respondí.

El silencio reinó en la habitación, hasta que alguien tocó a la puerta.

- Es la hora - anuncié.

Jongseong me abrazó más fuerte.

- Te quiero, Sunghoon - susurró a mi oído.

- Yo también te quiero, Jongseong - le respondí.

Ambos nos separamos. Miré hacía esa cama, esa dónde él durmió por última vez... Tomé las hojas y se las entregué a Jongseong.

- Házlo por mí - le pedí.

Jongseong tomó las hojas y me miró directo a los ojos.

- Lo haré por los dos - me aseguró.

Le dediqué una sonrisa y pase a su lado. Abrí la puerta de entrada, encontrando a Jungwon, la persona que nos ayudaría con todo.

- Todo está listo, Sunghoon - me informó.

- Gracias, enseguida iremos - le respondí.

Él asintió con la cabeza. Yo le regresé el gesto y caminé hacía una de las habitaciones de esa casa, encontrando a mi eterno durmiente. Lo tomé entre mis brazos... Su cuerpo estaba helado. Lo tomé con más fuerzas en ese momento y salí de esa casa, caminé hasta llegar a la parte trasera de esa casa, encontrando el enorme hoyo que había cavado horas antes.

Coloqué su cuerpo sobre la manta dentro del hoyo y acaricié su rostro, su hermoso rostro...

- Lamento que haya sucedido esto - me dijo Jungwon.

- Yo también lo lamento - le contesté.

- Y lamento que hagas esto - agregó.

- No lo lamento - le contesté y lo miré - a los seres amados se les recuerda y se habla de ellos a los próximos hijos pero, cuando es tú amor prohibido. ¿Cúal sería la solución? - le pregunté.

Jungwon relamió sus labios y miró al frente, mirando a Jongseong llegar. Al mirar sus ojos pude comprender algo... Jongseong no estaría solo. Una sonrisa se formó en mi rostro.

- Jungwon - lo llamé - cuídalo bien, no dejes que nadie acabe con sus sueños - le pedí.

Él no me contestó.

- Está bien no admitirlo hacía otros, pero a él... Debes hacerlo - le sugerí.

Cuando Jongseong llegó a nuestro lado, Jungwon asintió con la cabeza. Con eso podría estar en paz.

Ninguno de los dos dijo algo cuando Jungwon me entregó el cuchillo. Sin decir nada más, me recosté sobre la manta y miré a mi lado, al sereno chico del cual me enamoré perdidamente. Mi amor prohibido, el amor de mi vida. Tomé su mano helada con fuerza, y mientras las lágrimas recorrían mis mejillas, me atreví a hacerlo. Lo hice.

Yo me reuní de nuevo con el amor de mi vida, a pesar de no estar en un cuerpo terrenal, lo encontré. Nos encontramos.

Ahora, sin aquel inmundo respirando tras de nuestras nucas. Ahora, tomados de la mano, paseando por aquella playa, esperando que el sol se escondiera para darnos un beso, un solo beso.

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Hola. Muchas gracias a todos los que llegaron a está parte. Les agradezco mucho que hayan tomado el tiempo de leer este cortó relato. 

Quería mencionarles sí así lo quisieran. Hacer una segunda parte hablando de la relación entre Jongseong y Jungwon. 

Sí les gustaría, pueden decirlo. :3

Sin más que decir, me despido.  

[ENHYPEN] Woman bodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora