125. Mas Que Suficiente.

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Después de la amarga conversación que compartieron, regresaron al gran salón. Cuando regresaron, la delegación ya se estaba preparando para partir. A Soo le resultaba sofocante despedir a sus visitantes sin descansar adecuadamente cuando venían de un largo viaje. Ignoró las palabras de Jongin de no despedirse y llevó a sus sirvientes al frente de la puerta para despedirse de la delegación. La princesa que amenazó a Jongin no parecía complacida, pero seguía siendo miembro de la realeza y no debería ser expulsada con tanta frialdad.

"No pongas esa cara, estaba pensando en irme hoy de todos modos. Me quedaré con el Conde Robern por un día y luego me dirigiré directamente a Castillo Do. Debemos anunciar el retiro de la declaración de guerra lo antes posible". La princesa miró a Soo, que estaba incómodamente de pie, y mostró una vaga sonrisa en su boca. "Aunque no sé qué pasó, basándome en el comportamiento de Jongin, el duque de Do debe haber hecho algo muy fuera de lugar. Me disculpo por no haber podido ponerme del lado de Anatol".

"N-no lo sientas. Entiendo... que tu posición real te lo prohíba."

Soo murmuró rígidamente, bajando los ojos. La actitud clerical de la princesa hacia el asunto fue decepcionante, pero fue su propia culpa que las cosas llegaran a ese punto. Si no hubiera seguido al duque de Do ese día, la princesa no habría tenido que intervenir de esta manera, corriendo alrededor de Weddon.

Soo no podía levantar la cabeza debido a la culpa que lo carcomía. "Por favor... se cu-cuidadoso cuando te vayas. Te deseo un... viaje seguro."

"Gracias por despedirnos. Hoy..." La princesa de repente desdibujó el final de sus palabras. Hablaba de una manera torpe, no muy propia de ella, que siempre se mostraba imponente. "Me alivió ver que gozas de buena salud. Lamento profundamente muchas cosas hacia ti, Kyungsoo".

"N-no digas eso".

Mientras agitaba la mano con una cara desconcertada, sacudió la cabeza con firmeza. "En muchos sentidos, mi pensamiento se quedó corto. Siento que lo hayas descubierto de la peor manera posible. Sin embargo, los rumores no se extendieron por todo el palacio como dijo el duque de Do. Ese hombre exageró".

El rostro de Soo se endureció cuando se dio cuenta de que la princesa estaba hablando de los rumores sobre su fertilidad. Agnes luego agregó apresuradamente.

"Por supuesto, no estoy tratando de defender la burla del rey hacia el duque. Fue un error de Su majestad. Me disculpo en nombre de mi padre. Si por casualidad, tiene algo con lo que necesita ayuda, no dude en decírmelo".

Soo miró el rostro serio de la princesa, luego miró hacia atrás y miró a Rose, que les estaba dando la espalda como si no estuviera interesada en la conversación. Se preguntó si podría decirle a Agnes lo que su hermana le dijo sobre los avances del duque. Soo, que estuvo preocupado por un momento, abrió la boca.

"Más tarde... Si el duque de Do... ejerce presión sobre Anatol... por favor, intervenga y m-medie tan agresivamente como lo hizo hoy. Eso solo... es más que suficiente."

Como si pensara que no se pondría abiertamente del lado de Jongin, la princesa, que parecía un poco sorprendida, pronto asintió con firmeza.

"No te preocupes por eso. Si tu padre hace algo malo, daré un paso adelante y lo detendré".

Ante las palabras de la princesa, el rostro de Soo se nubló. "D-de hecho... Su majestad valora al duque de Do... más que a Jongin".

La princesa Agnes, que había dudado, pronto admitió. "Para ser honesto, sí. El rey Ruben quiere mantener cerca a Jongin, pero eso es solo porque quiere mostrar al caballero llamado La Encarnación de Uigru a otras naciones. En la actualidad, cuando la guerra está prohibida por el Tratado de los Siete Reinos, las fuerzas armadas de Remdragon no son de gran valor, excepto para someter monstruos y mediar en disputas."

El Árbol de RobleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora