Sustos

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Hashirama miraba al suelo, mordiendo su lengua y retorciendo sus manos. Madara caminaba en círculos delante de él, con una mano en su boca y la otra en su cadera. Entre ellos, la mesita del salón con un pequeño aparato que podría marcar su futuro.

A la derecha en la puerta del salón, sus dos hijos miraban a los mayores en silencio.

— ¿Qué les pasa? —Tankourama susurró.

—Tal vez tengamos a un hermano en camino. —respondió la mayor con simpleza.

—Wow, que bien. Pero, ¿por qué se ven tan preocupados?

—Un tercer hijo es volver a empezar de cero otra vez, y eso es algo que los asusta.

Madara detuvo sus pasos.

— ¿¡Por qué coño tarda tanto!? —gritó de la nada, asustando al mayor.

— ¡No lo sé!

— ¡No entiendo nada de esto! ¡Nos cuidamos, ¿no?! Usamos condón y tú tomas la pastilla; entonces, ¿¡por qué!?

—¡No sé, Madara! ¡Tengo miedo también, ¿sabes?!

Hashirama cubrió su rostro, sus hombros temblaban. El Uchiha suspiró y se acercó a su pareja, descubrió su cara y besó sus labios.

—Está bien, está bien. Nos hemos agobiado, vamos a pensar. Puede que estemos en el trío, puede que no. Si es que sí, lo aceptaremos y lo querremos como a Atsusa y a Tankourama; si es que no, eso que nos libramos. Estaremos conformes con lo que los toque, ¿sí?

El moreno asintió, soltando un suspiro.

—Está bien.

El celular de Madara vibro en su bolsillo, indicándole que ya habían pasado los cinco minutos de espera. Voltearon hacia el aparato y vieron lo que pasaría en su futuro.

MadaHashi DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora