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Jimin le estaba mostrando a Taehyung cómo soldar un cable cuando su madre salió a ver por qué su hijo no estaba ayudando con la cena.

—Jimin… estás todo manchado de grasa —su madre se cruzó de brazos.

—Estoy trabajando, mamá.

—No, eso no es para ti —le quitó a su hijo los guantes—, el alfa puede hacer este trabajo.

Estaba enojado, claro que el alfa no podía porque no sabía.

El omega entró a la casa y fue hasta la cocina.

—Puedes preparar un arroz —le dijo su madre mientras se regresaba a picar las verduras y carne.

Y así lo hizo, mientras esperaba a que estuviera listo decidió mencionar su salida.

—Iré a montar a caballo —dijo, su madre casi se corta por la impresión y miró a su hijo molesta.

—No. Sé lo que eso significa.

Frunció el ceño y después soltó una carcajada.

—Si fuera a eso no te lo diría —su madre no cambió su expresión—. Bien, no iré —respondió rendido—. Siempre quise subirme a un caballo, en Londres nunca pude porque siempre me castigaban.

Su madre suspiró.

—No usarás el chantaje conmigo.

—Claro que no, porque no tienes corazón, no te dolió mandarme lejos, menos te dolerá castigarme.

—No hablaremos más de esto.

—Está bien, ignora mis sentimientos como siempre lo haz hecho.

Ella negó con la cabeza y fue a freír la carne.

Jimin se asomó por la ventana y sonrió al ver a Taehyung instalando luces. Estaba tan orgulloso del alfa, había aprendido rápido a hacer ese tipo de cosas.

—Revisa el arroz.

Jimin se giró a ver a su madre y se acercó al arroz. Abrió la olla y apagó la lumbre.

—Se me quemó.

[...]

Antes le habría parecido absurdo salir por la ventana para encontrarse con un alfa. Sonaba romántico, pero no era el estilo de Jimin. Hasta hoy.

Salió por la ventana y se agarró fuerte de la pared de ladrillos y comenzó a bajar. Cuando ya estaba lo suficiente cerca se soltó, el alfa estaba abajo para atraparlo.

Y así fue, Taehyung lo atrapó. Se dieron un corto beso, se tomaron de las manos y salieron rápido para subirse al auto de Taehyung.

—¿Está funcionando bien? —preguntó Jimin.

—Sólo escucha.

El motor encendió y Taehyung se fue de reversa para poder llevar a Jimin a la pradera. Todavía no anochecía y sus padres estaban fuera, pero estaba la mujer que recién habían contratado para limpiar la casa y podía avisarle a sus padres si los veía.

—Si mi padre se entera de esto me mata —Jimin estaba muy emocionado.

—No te ves asustado.

—Es que no me importa si lo hace, él no tiene control sobre mí. Nadie lo ha tenido.

Taehyung sonrió, sostuvo su mano y la besó.

—Se ponen muy lindos los atardeceres.

Pareció que le brillaron los ojos al omega.

Jardín ❀ vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora