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Sarah
La noche no fue para nada bien. Y el día iba a ir peor, porque mis ánimos estaban por el piso.
Un fuerte trueno me despertó. Revise mi celular y eran las 6AM.
No tenía intenciones de seguir durmiendo, y la ruidosa lluvia afuera tampoco me lo permitía.
Solo me conserve en aquella cama, mirando hacia la gran ventana de aquella habitación.
Se podía ver el cielo aun un poco oscuro, como si hoy las nubes grises fueran las protagonistas.
Parecía una película triste. Yo en aquella habitación de hotel, sola, con ojeras, mirando la lluvia. Pero no era ninguna película, era mi día.

A media mañana, un golpe en la puerta me asusto. Pero al mirar por aquel orificio pude ver a uno de los empleados de aquel hotel con el desayuno. Lo recibí, aunque no había pedido ningún servicio al cuarto.

De toda la bandeja repleta de comida solo probé una tostada y un sorbo de jugo de naranja. No tenía hambre, aún mi estómago se sentía cerrado a cualquier tipo de cosa comestible. Solo sobrevivía a gomas de mascar y agua, quizás eso me había hecho perder peso estas últimas dos semanas. Pero no era algo que importara ahora.

Aprovechando mi aburrimiento, me duche en aquel lujoso baño. El agua me relajo bastante, y se sentía demasiado bien.
Aunque no traje demasiada ropa, volví a ponerme aquel jeans con roturas y un suéter porque sentía demasiado frío.
Cepille mi cabello mojado y lo deje así, secando al natural porque me agradaba más.
La puerta volvió a interrumpir mis pensamientos y volví a asustarme.
Pero al ver por el orificio a Luke recordé porque estaba aquí.

Dude un poco en abrir la puerta y eso debió preocuparlo. Porque al verme note un suspiro de parte de él.

-¿como estas?- pregunto algo timido- no quise despertarte, pero quería asegurarme que estabas bien- agregó.

-lo olvide, incluso he perdido aquel papel con tu numero- respondi. Era una mentira. Aquel papel estaba en mi bolsillo.

Me adentre en la habitación y el dudo si pasar o no. Pero decidió por si solo y entró detrás de mi cerrando la puerta.
Yo solo me senté en un sofá a ponerme mis clásicas vans.

-¿como has dormido?- pregunto.

-creó que bien, hacia mucho no lo lograba- respondí sin quitar mi vista de mis zapatillas mientras formaba aquel nudo.

-¿haz desayunado?, podemos ir por algo afuera- soltó. Yo negué con mi cabeza.

-no tengo mucha hambre, no te preocupes- dije. Levante mi vista y lo vi parado con sus manos en los bolsillo de sus jeans. Podía notar que su chaqueta estaba mojada por la torrencial lluvia de afuera.

Nos inundó aquel incómodo silencio otra vez, y para ocupar mi mente y no comenzar a ponerme tensa comencé a guardar mis cosas en mi mochila.
Luke solo observaba.

-Sarah- soltó luego de unos segundos. Yo sin dejar de meter aquella ropa arrugada en mi bolso respondí.

-dime- dije. El volvió a callar.

-¿puedes dejar eso y hablar conmigo?- pregunto.
Dentro de mi suspire. Solté aquella mochila y me senté en aquel sofa en donde el estaba sentado. Pero del otro extremo.

-¿que quieres saber?- pregunte mirando mis manos.

-¿como supiste en donde encontrarme?- pregunto.

-sólo hice lo que mi madre me ordeno- respondí.

-¿y porque tardo tanto?- pregunto desconcertado.

-solo ella lo sabe- dije. Note su mirada sobre mi.

-Ana nunca te enviaría sola, no entiendo- dijo el.
No sabia que decir, pero tampoco quería responderle el porque yo estaba sola. No sabia si era buena idea.

¿Soy hija de Luke Morrow?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora