Los días en esa realidad no pasaban, el ciclo repetitivo de volver una y otra vez al lugar de inicio tenia que llegar a su fin. Así, bajaron cada uno de los cadáveres de las iglesias cercanas,
logrando conseguir mas tiempo para salir y quizás buscar una solución a su ciclo de tortura.
La voz se corrió pronto por toda la cuidad. Unos cuerpos fueron llevados a los cementerios cercanos. Las iglesias de los pequeños pueblos llevaban los cuerpos al bosque, cuevas a algún otro lugar donde puedan permanecer lejos de las personas.
El panorama seguía a blanco y negro. Aún con los cadáveres fuera de las iglesias el día semantenía. No podían calcular si el día había terminado. Carecían de sueño, hambre o sed,cualquier cosa que les diera indicios de estar vivos.
Algunas perdonas empezaron a hacer fiestas, con disfraces, trajes con cascabeles velando los cuerpos de los que ahora llamaban santos. Los mismos santos que derramaban sangre todo el tiempo, y su carne se veía rosada como si estuvieran vivos.
Los rituales se hicieron cada vez más macabros, empezaron a dar por muertos a todos los que no aparecieron luego de la múltiple muerte de los sacerdotes.
La visión de las personas al hecho sobrenatural los llevó considerar como hacer para salir delbucle de tiempo.
No importaba los rituales o los rezos, al final volvían de nuevo a la iglesia. Estaban condenados a permanecer así hasta que los de la realidad en tinieblas bajaran cada uno de los cadáveres, intentando desterrar a los demonios que se habían apoderado de los santuarios de Dios.
***
Habían pasado meses, bloque por bloque retiraron una de las paredes de la casa de Lucrecia, cuando por fin lograron entrar, no vieron al niño. Lucrecia, despechada por el trágico resultado tomó alguna ropa de su hijo, la colocó en el piso del patio. Acomodo la camiseta, pantalón, zapatos y gorra para que se distinga. Todo lo hizo entre lagrimas, esa fue la manera de despedirse de su hijo.
Noa trató de consolar el roto corazón de la afligida madre, pero no había mucho tiempo para consolar, la duda de lo que había pasado con sus hijos era mas fuerte que el sentimiento naciente por Lucrecia.
Noa, tuvo más suerte al encontrar a sus dos hijos con vida una vez que derrumbo la pared de enfrente de su casa. cuando ambos niños salieron, el humo negro de la casa se disipo en el ambiente.
Lucrecia, pese a su desganada realidad continuo junto a Noa, ayudando a otros a adaptar sus casas para ser habitables. Ella aun tenia la esperanza de que su hijo apareciera así como se desvaneció.
***
Un año después, ya habían logrado sacar a la mayoría de personas del sector donde Noa tenia su casa. Lucrecia pidió regresar a su casa a hacer lo mismo por sus vecinos.
Era el turno de la casa con invernadero, cuando lograron desarmar la pared de enfrente. Verónica salió primero para ver la luz del sol y asegurarse que estarían a salvo.
—Todos salgan —gritó emocionada la señora con un pequeño niño en brazos. Al rededor de 20 niños salieron acompañados de su esposo. Todos pestañeaban, por lo incomodo que resultaba la luz del sol.
Entre todos los niños, Lucrecia distinguió claramente su hijo.
—¡Sebastian! —dijo sorprendida la madre antes afligida, corrió esquivando a los demás niños, hasta lograr abrazar a su hijo.
Los conocimientos de ambas realidades se juntaron, usarían todo lo que sabían para no vivir mas "A la intemperie".
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A la Intemperie
Historia CortaNadie en todo el mundo se esperaba que la oscuridad los dejara sin sus seres queridos y menos limitados de recursos para poder sobrevivir.