[9] Siendo honestos

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Semanas después todo era completamente diferente. Ahora todos estaban muy ocupados intentando buscar personas o cachorros en problemas cotidianos.
No eran del todo importantes como siempre solían resolver, pero se sentía increíble esa satisfacción al terminar una misión; puesto a que al final Ryder les daba premios por su gran trabajo.

―¿Cómo se siente ayudar a tantas personas?―preguntó Sofía, la hija de los granjeros Yumi y Al.

―Se siente increíble, Sofi―contestó Skye.

―Algún día quiero ser como ustedes amigos.

―Lo serás y mucho mejor que nosotros―respondió Chase.

―Gracias amigos.

Todos abrazaron a Sofía para brindarle apoyo en unos de sus deseos.

[>>❣❆❣>>]

Marshall se encontraba en una de sus paseos con Everest; días atrás volvieron con las salidas al parque. A ambos les encantaba pasar tiempo con el otro, se sentía tan tranquilos con su presencia.

―Marshall, a veces me pregunto cómo es que un chico tan guapo como tú esté soltero―dijo Everest.

―Ohh, bueno...―intentó responder sonrojado.

―Shh―colocó una pata en los labios del dálmata para silenciarlo―Es solo que, tú eres muy apuesto, en cambio yo no le podría gustar a alguien y ya lo he comprobado...

Que irónico contarle eso al dálmata que siempre la amó, es un golpe directo al corazón.

―Everest, no digas eso, tú eres muy hermosa.

La husky inclinó sus orejas.

―No lo suficiente como para gustarle a un can.

―Entonces...¿t-tú ya te enamoraste?―tartamudeó Marshall―. Wow...

―Un "wow" no es la sensación indicada para mi situación, manchas.

―Everest, si esa persona no te corresponde debes dejarla ir―tomó un suspiro profundo y pesado―. Quizá yo deba hacer lo mismo.

―Marshall, yo lo amo y quiero estar junto a él.

―Pero ama a alguien más, ¿cierto?―preguntó desanimado.

―Correcto―inclinando sus orejas.

Ambos se miraron como señal de empatía, quedaron en un inmenso silencio. No fue hasta que la placa de Everest empezó a llamar, era Skye, quien al parecer le quería decir algo. ¿Era buena idea contestar en este momento?

La hembra estaba indecisa, realmente quería hablar un poco más con su mejor amigo, a la vez de saber a qué se debía la llamada de la cocker.

Tomó finalmente una decisión.

Colgó la llamada y fijó su mirada en las del ojiazul, quien la estaba observando discretamente. El dálmata se quedo sorprendido al ver que Everest no contestó la llamada.

―¿Por qué colgaste, Everest?

―Porque necesito hablar con alguien, Marshall. No puedo seguir fingiendo todo a través una sonrisa, he comprendido que desahogarse con alguien no está mal―se acercaba al dálmata.

Las pupilas de Marshall se empezaban a dilatar, pareciera como si algo mágico se aproximara...¿eso era posible? ¿quizá un beso? Sólo fueron ilusiones falsas del dálmata, como la mayoría de veces. Nunca sería correspondido al parecer.

El amor de un dálmata ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora