"El orfanato"

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Esa madrugada había demasiado frío y yo me fui a dormir con mi mamá, para mi sorpresa ella estaba despierta, y le dije que ya no aguantaba el frío. Ella me contestó: si hay mucho frío, esto me recuerda al orfanato, luego de esto yo la escuché muy atenta y ella me contó lo siguiente...

Cuando tu papá se fue yo busqué un trabajo para poder mantenerlos, en mi búsqueda encontré que estaban buscando mujeres que ayudarán a cuidar a niños de un orfanato, al principio dude mucho ya que esto implicaba que yo los tendría que dejar por varios meses, pero por la necesidad postule al trabajo y para mi sorpresa me llamaron para ver si podía cuidar a los niños de manera adecuada. Cuando el día que me habían asignado llegó me fui un poco preocupada de dejarlos solos, pero la necesidad era más grande.

Cuando llegue más o menos a las cuatro de la tarde ya me estaban esperando y cuando entré me di cuenta de que era un lugar bastante grande pero el ambiente no era para nada agradable, a la directora todos los niños la llamaban mamá y a las demás cuidadoras tías, a mi me presentaron a los niños como una tía, me enseñaron el lugar y me presentaron a una niña en específico, me dijeron que ella sería mi compañera, no entendí a qué se refería la directora, pero tampoco le pregunté gran cosa, cuando la directora salió de una de las casitas los niños me dijeron que nunca debía estar sola sin importar que, los niños de esa casa no pasaban de 10 años pero todos parecían muy asustados cuando empezó a oscurecer. Yo le pregunté a la niña que sería mi compañera y ella me dijo que por la noche había una mujer que rondaba los pasillos del orfanato y muchas cosas más. Mi mamá pensó que los niños le estaban haciendo una broma y ella no lo tomo enserio hasta que entro la directora a la casita donde ella estaba, y le dijo que todas las personas por instinto eran curiosas y que a ella no le molestaba para nada pero que por la noche no saliera de la habitación, y que si necesitaba ir al baño con mucha urgencia que despertara a la niña y le agarrara la mano y salieran juntas de la habitación.

Con eso llegó la noche y para mi sorpresa aquella niña dormía sola en un cuarto para 6 personas, ese cuarto era bastante grande y tenía una ventana que era casi del tamaño de una pared pero estaba tapada con una cortina demasiado gruesa, me acerqué a la cortina para ver detrás y la niña me dijo que no lo hiciera mientras me daba dos ponchos muy gruesos junto con una tijera, yo me sorprendí, la mire y ella me dijo que la abriera y la dejara debajo de mi almohada, yo ya algo asustada lo hice para que ella se sintiera cómoda, ella me dijo que en el orfanato unas de las reglas más importantes era que la biblia que estaba en una pequeña mesita nunca debía ser cerrada y que las cortinas solo se abrían durante el día y que por nada del mundo tenía que salir sola y menos de noche.

La niña dijo que oramos juntas y lo hicimos, nos acostamos y antes de que yo apagará la luz la niña se envolvió de los pies a la cabeza con su sabana, y ya no hizo ningún ruido, yo me acosté muy pensativa. No sabía que horas eran pero parecía que la noche no acababa cuando vi por debajo de la puerta como alguien pasó, pensé en levantarme para ver si alguno de los niños estaba afuera pero recordé las palabras de las niña y mejor me quedé en la cama, mientras en tiempo pasaba se sentía como el frío empeoraba, aunque tenia puestos los dos ponchos sentía demasiado frío, pero no era un frío normal era algo que te hacía tener una especie de miedo y tristeza a la vez.

Cuando me propuse a dormir escuché el grito más horripilante que jamás hubiera escuchado. Era un grito largo y muy desgarrador, sentí como todo mi cuerpo se calentaba y el miedo me invadió. Después de ese gritó muchos sonidos se hicieron presentes, se escuchan voces que susurraban y como los columpios oxidados se movían. Yo muy asustada me tape de la misma forma que la niña y de allí ya no salí hasta que amaneció.

Por la mañana los niños parecían muy felices sin embargo siempre estaban en parejas, la única que se mantenía sola era aquella niña que era mi compañera. Cuando la directora se me acerco me dijo sin preocupación alguna, "escuchaste, ¿No?" yo la vi asustada y me dijo: los niños ya están acostumbrados a estas cosas que se pasean por los corredores del orfanato, están acostumbrados a los gritos de la noche, ellos saben que cuando empieza a oscurecer no deben salir de sus casitas y cuando la última luz es apagando no deben salir de sus cuartos. Esas cosas solo viene por la noche para ver cual de estos angelitos está solo. Tu compañera antes de que tú llegaras dormía sola, es una niña muy valiente pero me preocupa ya que aún cuando es de día le gusta estar sola. Antes de irse me dijo: escuchaste verdad los niños no salen por la noche así que no importa si los escuchas diciendo que abras la puerta, no lo hagas, porque no son ellos. Estas palabras del final, entraron directamente en mi cabeza y durante todo el día no deje de pensar en eso. Cuando empezó a oscurecer de nuevo un cambio repentino en los niños se hizo presente, lo que hace unas horas eran risas y juegos se volvió seriedad y miedo.

Cuando llegó la hora de dormir, todo se quedó en absoluto silencio y me recosté sabiendo que los gritos, los lamentos y los susurros volverían a hacerse presentes.









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