Mi abuela solía decirnos que cuando escucharas que alguien te llamaba por tu nombre mientras estabas solo en la casa jamás vas a voltear ya que podrías encontrarte con algo detrás de ti que no te gustaría ver.
Durante muchos años ella nos solía recordar esto de vez en cuando, pero pensábamos que era una historia para espantarnos de niños, ya que todos los nietos éramos muy apegados a ella.
Todo transcurrió con normalidad después de varios años, crecimos y todo quedó en un: "La abuela con sus historias".
En cierta ocasión que llegue el trabajo pase a verla a su cuarto como cada noche para saludarla y darle su medicina; mientras lo hacía solía tomarme el tiempo de sentarme a su lado a platicar y ver la tele.
La platica siguió como de costumbre y en algún momento de la misma le pregunté: "Mamá Tete (así llamábamos a mi abuela), ¿Recuerdas que nos espantabas de pequeños diciendo que nunca debemos voltear cuando alguien te llama?" automáticamente su rostro se tornó serio y hasta cierto punto preocupada, respondiendo: "¿Por qué lo dices? ¿Has escuchado que alguien te llama?".
Notando la preocupación en el rostro de mi abuela le dije que no, que solo era un recuerdo que tenía muy presente de mi infancia, pero por su contestación y la forma en la que su rostro se había puesto sombrío sabía que había algo detrás de aquellas advertencias que nos decía de pequeños.
Ella prosiguió; "Han pasaron tantos años y yo aun lo recuerdo como si fuera ayer".
Esto es lo que me contó:
Relata mi abuela que cuando ella llegó a la colonia donde vivíamos en ese entonces era muy diferente, para dimensionar un poco mi abuela en aquel entonces tenía 15 años, ella nació en 1920 y llego a la colonia en 1935 cuando sus papás compraron el terreno, ya habían transcurrido 65 largos años.
En aquellos tiempos no había cables de luz por ningún lado y la forma de alumbrarse era velas o lámparas, se sobrevivía como se podía y se vivía al día.
En esa época la casa donde vivimos aún era una granja, la más grande de la colonia y mi abuela tenía 3 hermanos, Ernesto de 12, Elma de 8 y Elva de 5 siendo ella, Esther la mayor de todos con 15 años.
Cierto día los papás de mi abuela tenían que ir a comerciar lejos de la granja por lo que mi abuela siendo la mayor quedó al mando "Volvemos mañana en la tarde, acuérdate de cuidar a tus hermanos y no salgan a la granja en la noche, todos deben estar en casa".
El resto del día transcurrió con normalidad, todas las tareas de realizaron como debían y cuando el sol se escondía mi abuela metió a sus hermanos a la casa, preparo la cena para después acostarse.
Todos dormían en la misma habitación en dos camas solo alumbrada por algunas velas pequeñas; lentamente empezaron a dormir sin imaginar lo que estaba por ocurrir esa noche.
Ella no recuerda la hora exacta, lo que recuerda es estar completamente a obscuras ya que las velas se habían consumido, se levantó de su cama para prender otras velas y mientras lo hacía una voz femenina muy aguada proveniente del pasillo la llamó por su nombre: "Esther, ven".
Mi abuela asustada se quedó en silencio mientras en su mente pensaba: "¿Mamá y papá regresaron ya?" Pero sabía que era imposible se aferraba a la mínima esperanza de darle una explicación para aquella voz que la llamaba desde el comedor.
"Esther" se volvió a escuchar por el pasillo casi hasta el final del mismo.
Mi abuela se preocupó ya que aquella voz no era conocida, lo que sea que la llamaba en la obscuridad del pasillo no era nadie que conociera, pensando que tal vez alguien se había metido a la casa o intentaba asaltar la granja despertó a sus hermanos, les explico lo que pasaba y les dijo: "iré a ver qué pasa; por ningún motivo salgan de la habitación".
Armada de valor tomó una vela, la prendió y salió del cuarto asegurándose de que sus hermanos la cerraran por dentro.
El pasillo apenas iluminado por la tenue luz que desprendía la vela estaba vacío, tomando coraje gritó: "¿Quien está ahí?". No hubo repuesta, el silencio era abrumador y la obscuridad dentro de la casa no ayudaba mucho; lentamente empezó a recorrer la casa buscando de donde provenía aquella voz que la había llamado por su nombre pero en ningún lado había rastros de algún intruso o que alguien hubiera entrado por la fuerza a la casa.
Un alivio recorrió su cuerpo, tal vez todo fue un producto de su imaginación; dio vuelta y regreso en dirección al cuarto tomando el mismo pasillo obscuro que conectaba toda la casa.
Un par de metros antes de llegar a la puerta se volvió a escuchar aquella voz justo detrás de ella: "Esther, ven".
El miedo recorrió el cuerpo de mi abuela quien salió corriendo al cuarto tirando la vela que tenía en la mano, tocó la puerta del cuarto y sus hermanos abrieron, entro y cerró la puerta como pudo; tomo a sus hermanos y los metió a la cama...Pero no están todos, faltaba Elva la más pequeña.
"¿Dónde esta Elva?"; pregunto mi abuela preocupada y aun espantada a lo que Ernesto respondió: "Tú la llamaste, salió del cuarto a buscarte". Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de mi abuela, ella jamás le habló.
Salieron a buscarla por la casa pero no apareció, ella decidió encerrarse en el cuarto y esperar al amanecer.
Al primer rayo de luz empezaron a buscar por todos lados, la granja, la casa y las granjas vecinas pero no aparecía; los papas de mi abuela regresaron y se sumaron a la búsqueda, no había rastros de Elva hasta que alguien decidió buscar en el pozo de la casa, ahí al fondo se podía ver un pequeño cuerpo flotando boca abajo en el agua. "Nunca pude superar la muerte de mi hermana, la cosa que me llamo por mi nombre se terminó llevando a mi hermana".
Pocos meses después mi abuela en sus últimos momentos antes de morir ya en su cama postrada dando sus últimos alientos me pidió acércame a ella para despedirnos; me incline para darle un beso y ella poniendo su boca cerca de oreja me dijo: "¿La escuchas? Me está llamando de nuevo, ya viene por mí".
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