Los Guardianes de las tormentas y la Tragedia

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"Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invoca solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo."

Francois Marie Arouet Voltaire

En la fría oscuridad de la noche, las fuertes lluvias impactaban en el techo de tejas laminadas, enfriando en ambiente que se tornaba más y más opresivo para el infante que se acurrucaba en su cama tratando de encontrar un poco de calor para mediar el frío que entraba por todos los lados.

Mientras el infante se retorcía en su lecho con bastante frecuencia en su cama en búsqueda de descanso, a la vez que su cuerpo se empapaba de sudor, haciendo que el frío de la noche hiciese más efecto.

Sumiéndose en la pesadilla de aquel niño de cabellera blanca; de nuevo se encontraba en aquel campo de muerte y destrucción sin sentido en la que había participado en su vida pasada, pero esta vez los cuerpos de los muertos se levantaban o aquellos que ya no tenían piernas se arrastraban por los suelos hasta su posición.

Gritando, gimiendo y llorando por el dolor, pero el niño no se podía moverse por nada, viendo impotente como aquellos a los que le dio muerte por órdenes de sus superiores le reclamaban.

—¿POR QUÉ SIGUES VIVO ASESINO?

—!! POR QUÉ SE TE DIO EL DON DE LA VIDA Y YO NO!!

—PORQUE SIGUES VIVO

—!! TU ME MATASTE, DEBES DE MORIR!!

—!! NO DEBERÍAS DE ESTAR VIVO!!

—!! PECADOR, DEVENDRÍAS DE ESTAR EN LOS INFIERNOS PAGANDO TUS OFENSAS!!

—!! MUERE EDWARD, MUERE!!

—¿POR QUÉ ME ABANDONASTE HERMANO?

—!! NOS DEJASTE MORIR COMO RATAS!!

—TU SACRIFICIO NO SIRVIÓ DE NADA

Miles o centenares de muertos que él, le arrebató la vida, le reclamaban mientras lo tomaban de sus manos, piernas, haciéndolo caer de rodillas y rostro, viendo sus cadáveres en descomposición. Mientras se amontonaban y las voces se amontonaba tapándole por completo. Hasta que una portentosa voz lo detuvo todo.

—!! VASTA!!

En aquel momento un potente trueno lo despertó gritando entre fríos sudores que mojaron su cama, ya no pudiendo conciliar el sueño por el miedo que le hacía temblar el cuerpo por completo, perdiendo todo el color de su cuerpo pareciendo un fantasma, si alguien lo podría confundir con un ente penante.

—Otra pesadilla más con esta son quince que he tenido en estos tres meses, pero joder se están volviendo muy lucidas. Tanto que a veces siento que vuelvo a corea en esos momentos donde la muerte era reina y señora, donde perdí la vida.

—Extraño a la 45ª División de Infantería del regimiento 157º, mi hogar, donde conocí a mis hermanos de armas, todos huérfanos.

Erlick sonrió mientras recordaba cómo había llegado hay, levantándose de su cama, y tocando las frías maderas que resguardaban muy bien el frío de lluvia potente que se sumía afuera, se dirigió hacia la ventana para ver la tormenta y relajarse un poco.

—Uf sí que éramos una panda de idiotas malcriados en ese momento John, Frederick, Juan, Alfredo, Maick, Yojan, Takahiroy el silencioso Nodin. Panda de estúpidos, ninguno se entendía del todo, algunos hablamos inglés, otro español, japonés, chino y nativo americano.

—Uf sí que éramos una panda de idiotas malcriados en ese momento John, Frederick, Juan, Alfredo, Maick, Yojan, Takahiroy el silencioso Nodin. Panda de estúpidos, ninguno se entendía del todo, algunos hablamos inglés, otro español, japonés, chino y nativo americano.

The Sword Warrior of DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora