13. El beso

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El viaje hasta el club es raro. Agoney le pide que le acerque hasta donde ha dejado su moto aparcada, cerca de sus oficinas. Raoul conduce hasta el club y lo espera en la puerta durante unos segundos, los que tarda Ricky en aparecer por la puerta y decirle que tiene que entrar. Asume que Agoney aparecerá por ahí enseguida y entrará a buscarle.

Cuando el moreno lo hace, aparca su moto al lado del coche de Raoul, recoge el casco y entra al club. Nada más abrir la puerta intuye que algo no va bien. Raoul y Ricky miran las cámaras de seguridad con el ceño bastante fruncido.

—¿Qué pasa? —No puede evitarlo y Agoney desliza su mano por la cadera de Raoul, recostándose en su espalda para ver que está pasando en las pantallas. Raoul da un pequeño respingo y Ricky se come una carcajada cuando ve el contacto entre sus dos jefes.

—Una pequeña fiesta de la que no teníamos conocimiento. —Ricky es el que resuelve la duda de Agoney ante el mutismo del rubio. —Cuando yo he venido, ya estaba todo montado. No entiendo quién ha dado permiso para todo esto.

—Enric... Voy a hablar con él.

—Raoul. —Agoney lo agarra del brazo y tira de él para frenar sus pasos, pero lo ve negar un par de veces.

—Quiero hablar con él. Puede que solo sean unas amigas y esté cerrando un negocio. —Baja la mirada hasta la mano de Agoney que sigue apresando su muñeca. —Confía en mí, ¿no?

Agoney lo suelta y lo deja ir, quedándose con Ricky y observando todo lo que pasa en la sala roja, desde que entra Raoul y localiza a Enric, su discusión, los gestos y el rechazo en toda la postura del rubio, hasta su salida de la sala. Agoney lo sigue por las cámaras hasta que llega a la pequeña sala donde lo vio por primera vez. Ahí está Miriam que le sirve un copa y le enseña unos papeles.

—Voy a...

—Vete, no me tienes que dar explicaciones. —La sonrisa de Ricky indica que sabe mucho más de lo que necesita saber.

Agoney sale de la sala de seguridad y llega al pequeño bar, se sienta en el taburete a su lado e indica a Miriam que quiere tomar lo mismo que el rubio.

—¿Y bien?

Raoul no lo mira, sigue ojeando la página de invitados a la fiesta que ha rellenado Enric, buscando alguna cosa que le llame la atención pero todo parece normal, algunos nombres son muy neutros pero no tiene indicios para desconfiar. Golpea con su frente sobre la barra del bar y mete las manos entre su pelo, sin contestar a la pregunta de Agoney.

El moreno mira a Miriam que hace un gesto preocupado con su boca y los deja solos en esa parte de la barra. Agoney tira del taburete del rubio, lo acerca hasta él y lo gira, hasta hacer que sus piernas se enreden y queden frente a frente.

—Raoul. —El rubio sube la cara y lo mira. —No era a esto a lo que habíamos venido, ¿no? —Agoney intenta distraerlo y sube las manos por sus muslos, acariciando en la parte interior, tan cerca de la entrepierna que Raoul lo siente como si estuviera tocando su miembro.

—Agoney... —Raoul esconde su cara ahora en el cuello de Agoney y se deja acariciar. —Para...

—Pero si no pasa nada, ¿no? Una fiesta de Enric y nosotros podemos tener otra fiesta aquí. Es a lo que hemos venido. Es lo que me has ofrecido...

Agoney aprieta un poco más el muslo, provocando un pequeño respingo en el cuerpo de Raoul que deja caer un gemido que retumba sobre el cuello de Agoney. El moreno se siente ganador cuando lo nota chupar su piel y succionar, así que inclina el cuello un poco y le deja hacer, dándole un permiso silencioso. Las manos de Raoul no han tocado a Agoney en ningún momento y él tira de una de ellas para anclarla en su cuello, necesitando sentir al rubio.

KudhabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora