17. Golpe maestro

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—Gracias por esto, tío.

Agoney le tiende a Álex una mochila con unas cuantas carpetas y unos sobres cerrados que parecen contener cintas de video pequeñas.

—No me las des porque sé que era una excusa... ¿Sabemos algo más? —Pregunta Agoney.

—No sabía qué decir ni si Raoul estaba escuchando. —Agoney sonríe y se sienta en el banco de fuera del hospital que le ha indicado Álex. —La chica esta, Alice se llama, es de Tenerife. Estaba un poco alterada cuando la encontramos. Una señora asustada llamó a comisaría diciendo que una chica manchada de sangre estaba medio inconsciente cerca de unos cubos de basura, en una pequeña calle perpendicular a una principal. La patrulla fue para allí y la encontraron enseguida, estaba consciente. Se asustó e intentó huir. La trajeron aquí y el médico que la estaba reconociendo vio el tatuaje y habló con mi superior. Vine directo en cuanto me llamaron. Estaba con Paula y por eso me deje todo esto allí.

—Demasiada información, Álex. ¿De Tenerife?

—Sí. Alice, de Tenerife. Tiene 27 años y desapareció casi a la vez que tu hermana. Creemos que pudieron salir de la isla juntas.

Álex le tiende una de las carpetas que no lleva en la mochila y Agoney la abre con miedo. Dentro hay una ficha de una chica que no reconoce al principio, también unas fotos recientes de la chica que está dentro de la habitación, de su tatuaje, de sus heridas... Se detiene en la última foto durante unos segundos y vuelve rápidamente a la foto de su carnet de identidad.

—La conozco.

—¿Cómo? —Álex lo mira algo sorprendido.

—No la conozco personalmente pero iba a clase con mi hermana. De eso estoy seguro. La vi en el campus un par de veces. Tenía un novio con una moto enorme, de esas que hacen mucho ruido cuando aceleran. Llamaban la atención porque ella siempre se reía muy alto cuando él iba a buscarla.

Álex lo observa y apunta rápidamente toda la nueva información que le está dando Agoney. No sabe si le va a servir de algo pero nunca está de más.

—¿Sabes como se llamaba el chico?

—No, no... —Agoney mira las fotos intentando recordar algo, un pequeño momento que desencadene toda la información en su cabeza. —¡Ana!

—¿Quién es Ana? Estoy un poco perdido ahora mismo, Agoney.

El chico moreno se pone de pie y empieza a dar pequeños paseos delante del inspector de policía.

—Ana es la secretaria de Raoul. Sabe quien soy, conocía a mi hermana porque fueron al colegio juntas. Igual sabe algo.

—No podemos decirle nada de esto. Está bajo secreto de sumario.

—¿Y entonces?

—Buscaré la forma de hablar con ella, de enterarme. Hay algo más que tengo que contarte y espero que estes preparado.

Agoney detiene sus pasos y mira a Álex. El chico tiene un brillo en los ojos diferente. Se atreve a decir que está a punto de darle una buena noticia pero no quiere arriesgarse, así que se sienta de nuevo, coge aire y lo suelta despacio, ganando tiempo para que su corazón se tranquilice.

—Vale, estoy preparado.

—Esta chica, Alice, ha hablado un poco, muy poquito porque estaba medio sedada cuando la han traído pero le he podido sacar una información que sé que vas a querer escuchar.

—Glenda...

—Sí, Agoney. —Agoney tiembla al lado de Álex, esperando que le de la noticia definitiva. —Está viva. Alice escapó gracias a ella. Glenda sigue viva.

KudhabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora