01: En una noche oscura

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Capítulo uno:
«En una noche oscura»



Muchas veces Harry ha pensado en la oscuridad como su mejor amiga y aliada, pues gracias a ella puede amar sin que nadie lo juzgue de la manera en la que lo hace todo su entorno la mayor parte del tiempo. Incluso su madre Charlotte, que es la persona a la que más respeto le tiene junto a su padre Richard. Pero lamentablemente no puede confiar en ninguno a la hora de tomar decisiones, lo que al final del día se siente como una traición directa de su familia.

Y justamente en un momento como este es cuando la oscuridad se siente más como una aliada que como su mejor amiga ya que además de permitirle amar a quien quiere amar, lo ayuda a que se reúna con él sin que nadie lo impida. O de eso se trata de convencer mientras sale de su casa en plena madrugada, con toda su familia dormida. 

A sus 22 años de vida jamás logró entender la razón por la cual su padre tiene una casa tan grande. Incluso cuando era pequeño se lo preguntaba y nunca llegó a una conclusión exacta. Hoy en día cree que se debe a lo que Richard quiere generar en otras personas: demostrar poder, alardear de lo que tiene y cuánto se lo merece. Como todo alfa hace. Harry conoce pocos que sean una excepción a la regla. La mayoría están durante cada segundo de sus vidas tratando de demostrar que son más que otros. Que tienen más poder, más dinero, más orgullo, más todo.

Ahí es donde entra Patrick, su gran excepción.

Patrick ha sido una excepción en muchos sentidos durante los últimos meses y esa es la razón por la que lo quiere tanto; la razón por la que se enamoró de él en tan poco tiempo y tan profundamente. Y no le interesa que la gente no entienda lo tan especial que es lo que tienen. Mientras que Patrick esté dispuesto ir contra todo y todos para estar a su lado, él se conforma. El resto se puede solucionar con facilidad, o incluso evitar si es necesario y posible.

Aunque ha encontrado la solución sin importar lo tan complicada que puede ser y lo tan fácilmente frustrable. Pero tiene fe en que lo logrará. Ambos lo harán. 

Así que cuando esa noche sale de su casa tratando de ser tan sigiloso como le es posible, sonríe más que nunca. Porque planeó todo tanto como pudo, o al menos la parte que podía planear y no dependía de la suerte y su poder de persuasión. Incluso más temprano pensó en la alarma que la casa de sus padres tienen. Como nunca, dijo que él se encargaría de activarla y para su total sorpresa logró convencerlos de aceptar. Ninguno de los dos pareció sospechar algo, por lo que al salir de la casa no tiene que activar nada nuevamente ya que nunca estuvo encendida y no hay ruido que lo delate. 

El verdadero problema está en la entrada principal, donde hay más de un guardia de seguridad protegiendo que nadie entre o salga de la propiedad sin tener registro de ello. Mientras camina por el césped hasta llegar al gran portón que lo separa de la calle, comienza a preparar su mejor sonrisa y en su cabeza sus mejores mentiras. No importa que sabe que los hombres que su padre contrata no son ingenuos y están preparados para cualquier peligro. Está convencido de que logrará que lo dejen salir. Sólo debe hablar un poco y quizá usar su encanto omega. Después de todo, los alfas son básicos y probablemente caerán con facilidad. 

Se encuentra con Carl, el encargado de la seguridad de noche. Le sonríe y casi se ríe por la mueca que aparece en su rostro al verlo. A veces es divertido hacerlos enojar, pues le satisface saber que aunque es un omega y en otra situación probablemente lo humillarian sin dudarlo un segundo, ahora no pueden porque terminarían muertos a manos de su padre. En ocasiones ser hijo de quien es tiene sus ventajas. Nadie lo puede culpar por querer darle un poco de su merecido a algunos alfas.

—Mi buen amigo Carl. —dice con una gran sonrisa cuando llega junto al guardia que no lo deja de mirar con una expresión neutral, probablemente tratando de ocultar lo que siente en esos momentos al tenerlo en frente. Nunca ha sido el favorito de los empleados de su padre—. ¿Qué tal está la noche? Hace un poco de frío, en verdad. ¿Tú qué crees, amigo?

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