10: Retroceso

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Capítulo diez
«Retroceso»






Faltando menos de dos semanas para navidad y con la cercana llegada de su jefe, Louis decide que debe ir al pueblo porque se están quedando sin mercadería. Desde la llamada de Richard ha querido atrasarlo tanto como fuese posible, sin embargo ha dejado de ser una opción.

No le ha dicho a Harry lo que su padre le ordenó. Supone que la idea principal es que el omega piense que es él quién está cediendo en ese aspecto de su estadía, llevándolo al pueblo luego de tantas veces en las que se lo pidió. Y que Harry haya sido tan amigable en los últimos días ayuda un poco al plan de Richard, Louis nota, pues puede usarlo como excusa.

Aunque si la decisión estuviera en las manos de Louis, ni siquiera pasaría por su cabeza sacar a Harry de la cabaña. Incluso lo dejaría encerrado en la habitación como hizo semanas atrás luego de lo sucedido con el celular. Pero se ha convencido de que muy a su pesar, Richard tiene un poco de razón, además de sentido. Es una jugada inteligente.

Sólo espera que en el pueblo no se complique nada. Que nadie reconozca a Harry por casualidad y que su persona pase desapercibida para todos. Y que además el omega no intente nada extraño.

El día en el que decide decirle a Harry que irán al pueblo juntos, todo está demasiado tranquilo. Se despertaron temprano casi en el mismo horario, cocinaron el desayuno juntos y estuvieron tranquilos hasta la hora del almuerzo. No comenta lo que harán hasta que está completamente vestido ante la mirada que le envía Harry sentado en el sofá de la sala principal, con un libro en las manos.

—¿Irás a dar un paseo por el bosque? —pregunta con un sutil tono irónico en su voz. Louis aprieta los puños, que se encuentran dentro de los bolsillos de su chaqueta, sintiendo su temperamento transformarse en algo menos contento—. Y supongo que no puedo ir contigo, ¿verdad?

Lo mira con seriedad antes de indicarle con un movimiento de cabeza que lo siga. Harry lo hace con un quejido, y cuando llegan a la habitación del omega, ve que se le llenan los ojos de lágrimas. Se sorprende pero trata de no mostrarlo, queriendo una explicación de por qué de repente parece que va a llorar.

—No es necesario que me dejes encerrado —Harry dice con las voz entrecortado, con algunas lágrimas cayendo por sus mejillas. Louis alza las cejas en su dirección, no muy seguro de si está fingiendo o si es sincero—. Entiendo que me equivoqué y he estado tratando de demostrarlo. Pero por favor, Louis, no me dejes encerrado en la habitación. Prometo hacer las cosas bien mientras no estás.

Louis lucha contra las ganas de hacerlo sufrir un poco. Las actitudes que Harry ha tenido con él desde el primer día en el que llegaron incluso aunque trató de ser agradable en todo momento, buscando que no deba sufrir tanto, aún no se le olvida. Sin embargo, no puede apegarse a sus pensamientos y sentimientos. Tiene un trabajo que hacer y órdenes que seguir.

—Vendrás conmigo al pueblo —comunica con un tono brusco, ganándose una mirada sorprendida de Harry. Casi sonríe por el cambio repentino de su expresión—. Como has dicho, tus actitudes cambiaron y creo que puede ayudarte un poco salir de aquí. Podemos incluso comprar lo que quieras para seguir con tus intentos de clase de cocina. ¿Qué piensas?

—¡Pienso que tienes grandes ideas! ¡Gracias, Louis!

Louis se queda paralizado en el momento que Harry se acerca repentinamente a él y lo abraza con fuerza. No hace nada como reacción, sólo espera que el omega se aleje y suspira profundo ante su expresión llena de felicidad.

—Abrígate. Te traeré un gorro de lana, una bufanda gruesa y lentes de sol.

—¿Lentes de sol? Pero está nublado.

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