06: Riesgos tomados

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Capítulo seis:

«Riesgos tomados»






El plan de Louis para cuando su celo esté cerca comienza a llevarse a cabo luego de la noche en la que le consulta a Richard su opinión al respecto. Llama a sus dos amigos alfas y les pregunta si están dispuestos a hacer un corto trabajo. Alexander y Chad enseguida aceptan y, aunque trata de ofrecerles un pago, se niegan rotundamente y no puede hacer más que desistir. 

Su idea es marcharse de la casa al menos dos días antes de que se cumpla la fecha en la que su celo llegue. No quiere que lo tome por sorpresa estando con Harry y perder el control con él teniendo en cuenta que será el único omega a su alrededor y no tendrá a nadie que lo ayude a controlarse.

Los problemas comienzan cuando le comenta a Harry acerca de su plan, pues el omega, como en todo momento supo que sucedería, no duda un segundo en negarse a quedarse solo con dos alfas que no conoce. 

—¿Entonces pretendes dejarme solo con dos alfas que ni siquiera conozco? —Harry pregunta con un tono de voz elevado la mañana en la que Louis le comenta lo que van a hacer en la fecha de su celo—. ¿Eres consciente del riesgo en el que me pondrás? ¿Mi papá sabe de esto? 

—Por supuesto que tu papá sabe, y además está de acuerdo. Lo discutimos antes de venir a este sitio —aclara lo último, evitando cualquier sospecha que Harry pueda tener de la comunicación que tiene con Richard, incluso aunque le ha dicho que no existe—. Y no hay de qué preocuparse. Son amigos míos. Trabajan de seguridad en una empresa privada y harán esto como un favor para mí. 

—Yo no puedo creer la cantidad de mierdas en las que me están metiendo solo por la comodidad de ustedes. 

Esas son las últimas palabras que recibe de Harry acerca del tema. No hay reclamos ni quejas por su decisión, lo que Louis no termina de entender si es bueno o malo, pero lo que rescata es que no se comporta molesto durante los siguientes días. Incluso está tranquilo, lo que es una grata sorpresa, aunque de todas formas lo hace mantenerse más alerta que nunca, sin importar que quizá exagera un poco.

Entiende que cuando se trata de Harry y sus momentos de tranquilidad, nunca puede estar distraído. Richard se lo ha enseñado con los años. 

Faltando pocos días para navidad, Harry comienza a insistir con que quiere un árbol para decorar y para, según sus palabras, «sentirse cerca de su casa y próximo a la normalidad». En un principio Louis se niega a conseguir uno en mayor parte porque tiene ganas de escucharlo luchar y además para probar qué tanto puede llegar a decir si es que se lo niega. Finalmente, a lo largo de la semana acaba prometiendo que lo comprará en un intento de hacerlo callar, pues como era obvio, no detiene ni por un segundo su insistencia.

—¿Entonces podremos tener el árbol de navidad? —pregunta Harry ese día mientras caminan por el bosque. Más temprano el omega le pidió salir porque quería tomar aire y Louis no tuvo problema a pesar de que días atrás comenzó a nevar y es más molesto estar fuera. No pudo decirle que no. No le cumple muchos caprichos, y este es uno que también le agrada, por lo que enseguida accedió.

—Pues no lo sé. —le responde con el objetivo de buscar una reacción de su parte. Lo ve detener su caminata para tomar una rama del suelo y cuando se levanta, lo está mirando con las cejas alzadas—. Ha pasado el día en el que se supone que se arma. No creo que importe mucho, ¿verdad? 

—¡No, Louis! Es importante aunque ha pasado esa fecha. Todavía no es navidad y hay tiempo —suelta una queja y arroja con fuerza la rama contra el suelo, dando un pisotón. Louis se ríe un poco—. ¡Lo prometiste! 

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