08: Confianza

100 18 2
                                    

Capítulo ocho:

«Confianza»








La noche en la que llegan los amigos de Louis, Harry no consigue dormir demasiado bien. No se siente muy seguro haciéndolo a pesar de que durante las pocas horas en las que han estado juntos en la casa, Alexander y Chad demostraron ser alfas decentes, siempre siendo agradables y buscando cierta cordialidad de su parte. 

No le cuesta nada ofrecerles el mismo trato, pues después de todo necesita la confianza de ambos para intentar ganar algo de información. Según sabe Louis les ha dicho que deben tener cuidado a su alrededor, pero Harry se siente capaz de conseguir por lo menos un tanto de lo que quiere, que ciertamente no es mucho. 

Esa mañana se despierta en su habitación fría pensando en lo que hará durante el día. También preguntándose qué tan mal estará Louis por su celo. El último pensamiento decide olvidarlo y se queda con la idea de convencer a Alexander y Chad de que es inofensivo, no como probablemente Louis lo describió frente a ellos. También necesita que lo vean como una víctima que no deja de sufrir por lo que está viviendo. 

Se levanta de la cama y se viste con algunas prendas, deseando que alguno de los alfas haya encendido la chimenea porque afuera está nevando y en su habitación se siente demasiado el frío. Luego de ponerse un jean negro junto a dos suéteres gruesos, sale de la habitación y sigue los ruidos que escucha que provienen de la cocina. Se encuentra a Alexander y Chad desayunando. Le hace preguntarse qué hora es. 

Algo más que le molesta es eso: no sabe qué día es ni tampoco es muy consciente de los horarios. A veces se hace una idea dependiendo de cómo esté alumbrando el sol, pero lejos de eso, está viviendo sin horarios, y también lo vuelve un poco inquieto. Aunque es un hecho al que cada vez se acostumbra más. 

—Buen día —saluda con un tono de voz suave. Camina hacia uno de los muebles y busca una taza, tratando de encontrar la que Louis siempre le da en las mañanas, pues la mayoría de las veces el alfa se encarga de servir el desayuno y él luego lava lo que usaron—. ¿Cómo han dormido? ¿Tuvieron frío?

—Deja que te ayude con eso. Ve y toma asiento —dice Alexander levantándose de su silla y acercándose a Harry, que lo mira sorprendido por un momento pero luego sonríe en agradecimiento y se encamina a obedecerlo. Toma lugar junto al otro alfa.

—Hemos dormido bastante bien, en verdad —responde Chad, que se encuentra sentado en otro extremo de la mesa, con los ojos fijos en su celular. Harry se obliga a no mirarlo con rencor—. La cama de Lou es bastante cómoda —finaliza con una risa, guardando el celular y comenzando a comer tostadas.

Harry asiente y le sonríe a Alexander cuando deja frente a él una taza de té. Se pregunta si este alfa en específico está acostumbrado a comportarse así o sólo son indicaciones de Louis, que durante varias semanas se encargó de mostrarse involucrado en un intento porque se lleven bien. Aunque no le funcionó, pues Harry en más de una ocasión se sintió tan saturado por todo que dejó salir a la luz su verdadero temperamento, arruinando casi por completo su oportunidad de conseguir algo para su conveniencia de parte de Louis. 

Sin embargo, sabe que con Alexander y Chad puede ser un poco diferente si se mueve de manera correcta. Como primera idea tiene pensado tratar de convencerlos de que lo dejen usar el celular de alguno durante unos minutos, pero ese es un plan muy optimista de su parte, por lo que apenas lo toma en cuenta. Su verdadero objetivo está más encaminado a encontrar buena información acerca de Louis: acerca de cómo es, cómo le gusta que lo traten y cómo ganar su confianza. Lo que sea que lo ayude a ganar su buen trato nuevamente. 

OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora