Huellas en la arena

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Saqué el pequeño casete de mi mochila y lo puse en mi escritorio, donde tenía mi computador portátil, busqué en mis cosas el reproductor de casete de mi padre que él me dio, metí el casete y lo reproduje.

- probando, probando, uno, dos tres – era esa voz que escuche antes, la persona que me preguntaba si tenía miedo al pasado y no era la voz de Javier – después de la entrevista, con el sujeto, se ha asignado una habitación, vamos a ver cómo se comporta y ver que es lo que pasa, esperemos que no cause ningún lio – se quedó en silencio por unos segundos – me estás escuchando ¿Verdad? ¿Manuel? ¿Eres tú? – yo me alejé del escritorio – sí, eres tú ¿Cuánto tiempo Manuel? ¿Qué es lo último que te acuerdas? ¿Sabes que paso? ¿Cuéntame lo que paso con tu hermano? – yo no respondí - ¿Sabes que es real? ¿Sabes dónde estás? – empecé a temblar.

- en mi cuarto.

- exacto y nada de esto es verdad, pronto despertaras y será un nuevo día, irás al colegio y te encontraras con Javier, tú amigo.

- sí, así es.

- pues así será – la grabación se detuvo.

- ¿Qué demonios? – volví a escuchar de nuevo la grabación, pero esta vez no escuche mi nombre, no las preguntas, todo era mi imaginación.

- él siempre quiso ser escritor – eso es nuevo – tiene muy buena fantasía, y siempre tenía una frase, después de morir, solo quedan pocas cosas para que nos recuerden, somos como huellas en la arena, poco a poco desaparecen y no los vemos más, quedan olvidadas, siempre lo dice, él olvido es algo horrible, es curioso, su mente en explosiva y en código, como una caja fuerte, que sí la abres mal, explota.

- ¿Quién eres? Y ¿De quién estás hablando? – miré a la puerta de mi habitación y vi que cambió, ahora era de metal y tenía barrotes – estoy soñando, es eso – no me lo creía, era una mentira, quizás, esto no es normal, ni si quiere sé que es todo esto – solo es un sueño y cuando despiertes estarás en tú casa, con tu madre – miré fijamente a la puerta – pero hay que descubrir que es lo que genera estos sueños.

Salí de mi habitación y encontré un pequeño pasillo, lleno de puertas iguales a la mía, se escuchaban pequeños murmullos dentro de las puertas, me acerqué a estas y veía una pequeña habitación muy oscura y a unos ojos que brillaban en la oscuridad mirando hacía una pared. Cada vez eso me gustaba menos. Me alejé de ahí y seguí caminando, los murmullos se hicieron más fuertes, me estaba acercando a algo, pero ¿A qué? El pasillo se volvía más oscuro y se empezó a escuchar pasos detrás de mí, yo me giré y no vi a nadie, pero era porque no podía ver nada, todo estaba demasiado oscuro.

- solo es un animal – me dije para tranquilizarme – y si fuera una persona, solo es un sueño.

Seguí caminando, cada cierto tiempo miraba para atrás, para asegurarme que nadie estaba atrás y no veía nada, pero literalmente no podía ver nada, era demasiado oscuro. Luego de un tiempo, vi una pequeña puerta de madera y arriba decía: Huellas en la arena. Eso era lo que escuché en la grabación, eso significaba algo, o eso creo. Abrí la puerta y encontré una playa con huellas en la arena y un con huellas en la arena y un letrero que decía algo, pero ahora era ilegible, solo se leía una palabra, el pasado. Miré para atrás y vi a alguien o a algo detrás de mí.

- tú eres un parasito, dijiste que serías mi amigo, pero, eres alguien desagradable, alguien que destruyo mi vida, todo es tú culpa – vi como una sombra se acercaba más a mí, tenía un gran martillo en la mano, pero no podía verlo, solo podía distinguir su figura.

- aléjate – caminé hacía atrás y caí, había un desnivel de la puerta a la arena, que no vi y al final caí a la arena – no me hagas daño – la puerta se cerró con fuerza, yo me quedé quieto, esperando a que abriera la puerta, pero no lo hizo, no se escuchó ni un golpe, ni pasos, nada.

ser normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora