Roto

1 1 0
                                    

Yo me giré y caminé hacía la puerta, pero antes de abrirla puerta, escuché otra vez el crack, prendí la luz y vi la habitación y vi una pequeña grieta. Yo me acerqué y la toqué y de repente, empezó a salir el líquido negro y la grieta se hizo más grande; yo salí corriendo de la habitación y cerré la puerta, luego de eso todas las paredes se empezaron a salir grietas que soltaban, grandes gritas. Corrí lo más rápido para poder salir, pero no lo logré y las paredes me cayeron encima. Por suerte no me morí, quedé atrapa entre los escombros, por suerte había un camino que podía seguir si me arrastraba, cosa que hice, ya que no podía hacer nada más. Me arrastré un rato, hasta que pude ver una luz, yo me acerqué a la luz, era un pequeño hoyo que no podía caber, pero podía ver por ahí y pude ver a un chico llorando en su cuarto.

- ¡Ayúdame! ¡Estoy aquí atrapado! – la persona siguió llorando.

Yo saqué mi brazo por el hueco, intentando que me viera, pero eso no paso, no me vio, ni me escucho; intenté hacer el hueco más grande para poder salir, empecé a sacar algunos escombros para hacer más grande el hueco, pero lo único que hice fue hacer que se cierre el pequeño hueco.

- ¡Ayuda! – no escuché nada del otro lado y tampoco podía ver nada.

Yo me seguí arrastrando por el lugar, no podía hacer nada más, era tan estrecho que no podía girarme ni voltearme, solo podía ir hacia adelanté. Me arrastré un buen rato, el lugar se ponía cada vez más oscuro y mucho más raro, empezaba a escuchar pequeñas voces que no podía entender que decía, pero podía escucharlas perfectamente. Luego de unos segundos, escuché pasos detrás de mí, pasos que se acercaban a mí, yo no podía ver hacia atrás, pero estaba seguro que me los imaginaban. Seguí arrastrándome, hasta que me empezó a caer algo en la cabeza, un líquido, se sentía viscoso y frio, muy frio. Yo me arrastré más rápido, para no ahogarme con ese líquido, sentía miedo, aunque no sabía porque, sentía que alguien me seguía, sentía que algo estaba detrás de mí, arrastrándose, esperando el momento perfecto para atacarme. Volví a ver una luz y escuché una voz, una voz bastante alejada; me acerqué hasta la luz y podía ver a una persona de espaldas, golpeando una pared con sus puños, gritando, con ropa de mi colegio.

- Maldita sea – él siguió golpeando la pared con fuerza – ¿Por qué no soy normal? ¿Por qué nací roto? ¿Por qué no puedo hacer que me vean? – el hueco era más grande que el anterior, pero pequeño para salir, ni si quiera podía sacar la cabeza por el hueco.

- ¡Ayuda! – él chico se movió, miro para atrás y vi su cara, era Javier - ¡Javier, ayúdame! – él miro alrededor, pero no me vio.

- ¿Manuel? ¿Dónde estás? – él miro por su cuarto, pero seguía sin verme, sin saber dónde estás.

- atrapado, aquí – yo asomé mi mano – ayúdame.

- esto no es real, no puede ser real.

- si soy real y estoy aquí.

- tú no eres real, no deberías ser real, ni te veo.

- pero yo a ti sí, estoy sacando mi brazo.

- no eres real, tú no eres real, tú no eres real ¡No eres real! – escuché como una puerta se abría y se cerraba con fuerza.

Yo volví a entrar la mano y vi por el hueco, Javier se había ido, yo vi la pared, había mucha sangre con un hueco en la pared, se había hecho mucho daño en las manos golpeado la pared, yo me preocupé por él, pero no podía hacer nada, más que arrastrarme hacia adelante. Me arrastré de nuevo, las voces se hacían más altas, pero seguía sin entender que decía, decía puras letras al azar, me iban a volver loco. Volví a ver otra luz a mi izquierda, como las anteriores, yo me acerqué y vi por el hueco, era una habitación oscura, bastante oscura, no se veía nada y el hueco era demasiado pequeña para pasar por ella. Miré atentamente la habitación y vi a alguien, quieto en la oscuridad.

ser normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora