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2. La primera noche no debía ser tan caótica

Milk estaba particularmente nerviosa. Aunque, en realidad, ¿en su lugar quién no lo estaría? la boda había finalizado y tras ello vinieron más buenos deseos por parte de los conocidos de su padre, quienes fueron invitados. Por parte de los amigos de Goku y por supuesto de su mismo padre quien como obsequio extra, además de todos los que ya les había dado a la pareja, les había dado la casa en la que vivirían.

Había oído de Goku lo mucho que le gustaba la montaña Paoz, y aunque Milk creció toda su vida en un castillo, literalmente rodeado de todo lo que ella quisiera gracias a que su padre así lo había decidido para ella, no tenía ni el más mínimo inconveniente en vivir donde Goku quisiera, cambiar de ambiente podía ser algo bueno, ¿verdad?

—Entonces... —Milk observa todo lo que los rodea a ambos. Una linda casa está frente a sus ojos. Es más pequeña en comparación al castillo, pero es suya. Suya y de Goku. — ¿Tú vivías en esta montaña?

Goku asiente mientras pasa ambos brazos detrás de su cabeza. Él da unos cuantos pasos hacia el frente, yendo hacia la casa. Milk lo observa con una ligera sonrisa, no entiende qué es lo que le ha hecho, ni por qué siente todo lo que está sintiendo en ese momento, pero sabe que es felicidad pura aquello que le inunda el pecho.

—Junto a mi abuelito Gohan —una sonrisa un tanto nostálgica crece en los labios de Goku. Sonrisa que Milk no logra ver, pero existe, está. — Es un lugar tranquilo, es genial. Después de conocer a Bulma pasó demasiado tiempo en el que no pude volver a casa.

—¿Oh, es en serio?

Podía sonar un tanto ilógico para ella, porque, vamos, acababa de casarse con quién consideraba el amor de su vida, aquello no lo dudaba, pero de la vida de Goku no sabía casi nada. Claro que conocía la existencia de su querido abuelo Gohan, Goku siempre tenía algo que decir de él. Oh, y no había que dejar de lado ese minúsculo detalle de que pudo conocerlo en la conexión con el otro mundo.

Sabía que tenía amigos, Bulma, Krillin, Yamcha, Puar, Oolong. También el maestro Roshi... ¿Pero qué más? Quería saber de él, conocer su historia.

—Sí —Goku asiente. — Luego de que comenzamos a buscar las esferas del dragón, fue un viaje interminable. Una y otra vez.

Milk también conocía detalles de ese viaje, fue gracias a eso que Bulma y él se conocieron, así como también en el camino apareció Puar junto a Yamcha, igual que Oolong. Sabía que gracias a la búsqueda de las esferas todos se habían vuelto buenos amigos, que la amistad de Goku y Bulma había crecido gracias a ello, eran amigos, claro, pero...

—¿Entramos? —pregunta con ilusión. Su padre le había dicho que ya estaba todo amueblado, no había necesidad de llevar nada extra, a menos que Milk quisiera hacerle algunos cambios. Eso quedaba a su criterio, por supuesto.

—Claro —Goku voltea hacia ella con una pequeña sonrisa que acelera el corazón de Milk.

Ella lo observa con gran ilusión, una que va muriendo con el pasar de los segundos cuando descubre que la típica entrada nupcial no ocurriría para ella. Goku no la tomaría entre sus brazos para que juntos entraran por primera vez a conocer su nuevo hogar. Él... él simplemente entró por su cuenta.

—¿Milk? ¿Qué haces ahí? ¡Anda, ven! —él le hace señas con una de sus manos.

Milk lo observa, suspira y finalmente coge los bordes de su vestido de novia entre sus manos para avanzar entre el césped. Está bien, probablemente Goku no tenía idea de las formalidades de un matrimonio, no conocía los detalles tan pequeños como ese... sí, tal vez solo era eso.

Matrimonio [GoChi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora