Capítulo 15

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—Bueno, falte ese día, así como ustedes faltaron para "no" casarse con el enemigo— dijo el rubio de coleta sarcásticamente.

—¿Eras o eres carnada—. Dedujo el azabache a gran velocidad por la inteligencia de la que era dotado.

El rubio no dudo un segundo y se abalanzo sobre el de coleta para tomarlo del cuello y mirarlo amenazante, había entendido de inmediato las palabras de su esposo.

—¡El cinturón, el cinturón!— grito de inmediato el sujeto, tratando de desviar su atención para que no le hiciera daño.

El Uzumaki rápidamente lo tomo del cinturón, desabrochándolo y sacándoselo de un tirón con una sorprendente habilidad y velocidad.

Al inspeccionarlo de cerca, se dio cuenta de inmediato que en la hebilla tenia un rastreador.

—2 minutos—. Fue lo único que dijo inspeccionado el chip parpadeante que encontró dentro de la hebilla al abrirla.

—1 minuto— afirmo con seguridad el azabache que miraba por la ventana.

Ya podía alcanzar a ver los helicópteros y vehículos que iban tras ellos acercándose, y lejos de asustarse, estaba preparándose.

De pronto, una luz ilumino su rostro, era la de un helicóptero que ya se encontraba afuera del lugar, después empezaron a llegar todos los demás, rodeando todo el lugar.

Se bajaron de las camionetas y empezaron a correr por las escaleras para llegar hacia el apartamento donde uno de los helicópteros los había detectado, derribaron la puerta y se infiltraron con armas por delante, apuntando hacia todo lugar, pero solo hallaron al rubio de coleta amarrado a una silla.

—Ah por fin , ya era hora —dijo el rubio sin una pizca de miedo—. ¿Por qué tardaron tanto? ¿Qué? ¿Venían de rodillas? —decía mirando como todos parecían estar ocupados en su asuntos ignorando su presencia. Corrían de un lado a otro, destrozando la habitación, en busca de ellos y de indicios sobre ellos, pistas que pudieran encontrar, detrás de las ventanas, debajo de la cama, del colchón, en el baño—. Oigan, oigan, desátenme —seguía hablando el rubio viendo como nadie parecía notarlo.

Por fuera del edificio la situación no era muy diferente, los agentes se movían de un lado a otro por la ciudad tratando de encontrarlos, lo que no sabían, es que literalmente, estaban debajo de ellos.

En realidad, en una alcantarilla.

A través de las rejas vieron como varios de ellos pasaban por encima.

—Mi escape es un barco en la paz —dijo el pelinegro sin mirarlo, el rubio volteó a verlo con una cara que ya tenia las palabras "no estoy de acuerdo" plasmadas en ella.

—Contenedor a las montañas Atlas ¿y que?

Entonces el azabache si tuvo que voltear, y no fue con buena cara.

—Si nos separamos, ya sabes la probabilidad.

—No estoy diciendo que nos separemos Sasuke. Estoy diciendo que mi ruta es mejor.

El azabache lo miro por un momento frunciendo las cejas y luego suspiro, en ese momento no tenia ganas de pelear, y de alguna manera ese acto conmovió al rubio.

—Esta bien Sasuke, tu ganas, cuando acabemos esto iremos a dónde tu quieras. Pero no vamos a escapar, nos iremos sin escondernos como dos simples personas. —Estaba decidido, no quería huir más, ya estaba cansado de todo eso, solo quería terminarlo y vivir una vida normal junto a Sasuke, disfrutando de su vida de casados como una pareja normal, lo acaba de decidir, además no era de los que huía y eso el azabache lo sabía, ese era su Naruto—. Si seguimos huyendo nunca se terminara, vamos Sasuke, demostrémosles que no somos unos cobardes. —Le estiro la mano para que la tomara y el azabache después de sonreír de lado la tomo, para después darle una patada—. ¡Auch! Sasuke ¿y eso porque fue?

Sr. y Sra. UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora