OCHO.

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—¿Pero de qué hablas, tonto? ¿Por qué querrías verme enojado?—Jeonghan cuestionó titubeante al mismo tiempo que empujaba a Jisoo ligeramente.

El chico en cuestión comenzó a reír y detuvo a Jeonghan quien planeaba levantarse de la cama haciéndolo volver a su sitio, como si disfrutara ese momento de sufrimiento por parte del chico quien aún se encontraba ruborizado.

—Es que tú nunca te has molestado, así que sería interesante verte en esa faceta.

—Y lo vas a conseguir si no cumples con tu parte de la apuesta, así que deja de usarme para perder el tiempo y comienza con tus tareas. Yo iré a prepararme algo para cenar—expresó despreocupado antes de ponerse de pie. No obstante, sintió un fuerte cosquilleo cuando uno de los brazos de Jisoo rodeó su cintura para evitar sus acciones. No sabía por qué de repente se sentía así con acciones normales por parte de su hermanastro, pero sabía que no era una buena señal. Tenía que descubrir y detener lo que sea que estuviese ocurriendo en su cabeza o todo se volvería peor.

—¿O sea que te irás sin ayudarme? Yo ni siquiera tengo la menor idea de cómo hacer esto. Es decir, ni siquiera presto atención en clases—Jisoo se quejó con una tierna expresión.

Jeonghan se giró con el entrecejo fruncido y por alguna razón aquello hizo a Jisoo sonreír, haciendo a Jeonghan desviar la mirada enseguida.

—Eres todo un caso—Jeonghan se quejó completamente agobiado.—Si quieres que te ayude tienes que comprometerte con esto y prestar atención a lo que te explique, porque si veo que solamente estás evadiendo tus responsabilidades y jugando conmigo, en serio voy a molestarme, ¿oíste?

—Claro, jefe—Jisoo expresó con diversión, aunque Jeonghan sabía que hablaba en serio.

—Bien, ahora trae tus cosas. Te veo abajo en cinco minutos.

Dicho aquello, abandonó la habitación lo más rápido posible para evitar ser detenido e intimidado de nueva cuenta. Una vez fuera, liberó un gran suspiro; no sabía por qué estaba sintiéndose así alrededor de su hermanastro, pero le asustaba pensar en las posibilidades.

Minutos más tarde, tal y como lo planeado, Jisoo apareció en la planta baja con unos cuantos libros y se sentó junto a Jeonghan en la sala de estar al mismo tiempo que le dedicaba una sonrisa que nuevamente hizo al contrario sentir incomodidad, aunque Jeonghan no sabía si se debía a eso o al hecho de que Jisoo sostenía una llamada telefónica con una persona desconocida.

—Claro, lo que pasó en la fiesta puede volver a repetirse si tú quieres. Sólo dime cuándo y dónde nos vemos—Jisoo dijo con una sonrisa divertida en sus labios.

Junto a él, Jeonghan pudo escuchar la respuesta de la otra persona, y no pudo evitar fruncir el entrecejo cuando escuchó la voz de una chica al otro lado de la línea.

—Podemos ir a mi casa mañana después de clases—propuso aquella femenina y aguda voz.

—Me parece bien, entonces así quedamos, linda—Jisoo respondió y Jeonghan frunció el entrecejo junto a él. No sabía por qué aquello le resultaba tan molesto.

Es decir, siempre le había parecido incorrecto el que su hermanastro fuese así con las personas, pues usualmente ilusionaba a cualquiera que se cruzara en su camino y que cumpliera con los estándares del chico, pero usualmente Jeonghan prefería no meterse en los asuntos de su hermanastro, así que casi nunca le tomaba importancia a lo que Jisoo hacía. No obstante, desde aquel sueño que aún no lograba sacarse de la cabeza las cosas habían cambiado; cada que veía a Jisoo con alguien, sin importar género, se sentía disgustado, no podía soportar ver cómo su hermanastro coqueteaba descaradamente con cualquiera y toleraba aún menos ver cómo las personas le correspondían. Era simplemente incontrolable.

PROBABLY IMPOSSIBLE 🖤 JiHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora