TRECE.

203 20 1
                                    

Una semana después, Jeonghan se dió cuenta de que las cosas no eran tan sencillas como él había pensado.

No era el hecho de olvidar lo sucedido lo que lo agobiaba, pues en realidad era mejor para él fingir que todo era normal con su hermanastro en casa. Más bien, había otra cosa que le molestaba y le hacía preocuparse ahora más que nunca; y es que, tal como Jeonghan lo había pedido, Jisoo aparentaba que nada había sucedido y al parecer lo estaba haciendo bastante bien.

En los almuerzos era común verlo con Mingyu y con otras personas compartiendo sonrisas y algunos besos, pero ahora más que nunca Jeonghan prestaba demasiada atención a las conquistas de Jisoo. El chico parecía estar bastante bien probando suerte con una persona y con otra al mismo tiempo y realmente se portaba como si aquel beso jamás hubiera sucedido. De hecho, si no fuera por el hecho de que él mismo había visto a Jisoo entregar la tarea de esa ocasión, realmente se habría planteado la posibilidad de que todo hubiese sido un sueño.

Jeonghan no podía siquiera molestarse por eso, pues no tenía caso reclamar por algo que ni el mismo podía explicar y mucho menos cuando habla sido algo que él había pedido olvidar. No sabía qué hacer, pero deseaba averiguarlo pronto antes de volverse loco.

Esa tarde en particular, Jeonghan volvió tarde a casa. Sus padres se encontraban en un viaje de negocios y no quería llegar a casa sólo para atormentarse con sus pensamientos; o peor aún, para estar a solas con Jisoo. Así que, contrario a eso, decidió quedarse un poco más en el colegio ayudando a organizar el campamento que estaba próximo a llegar, mismo que le emocionaba como nunca al ser algo que disfrutaba junto a sus amigos y más aún en ese momento que necesitaba distraerse de cualquier manera.

Volvió a casa alrededor de las seis de la tarde muy emocionado de sólo pensar en ello, pero se sorprendió cuando al abrir la puerta, escuchó fuerte música y luces de colores impactando contra su rostro.

Ni siquiera hubo tiempo de preguntar, pues muchas personas ahí lo conocían y de inmediato se acercaron a saludarlo con emoción.
Jeonghan frunció el entrecejo sin lograr comprender lo que estaba sucediendo, pues realmente no esperaba encontrar a Jisoo en casa un viernes por la tarde y mucho menos con un montón de gente.

Decidió entonces buscar al culpable de todo ese alboroto para pedir una explicación, pero antes de que pudiese cumplir con ello, observó al chico en cuestión adentrarse al recibidor de la mano de Mingyu al mismo tiempo que reían por algo aparentemente divertido.

—Nunca pensé que fuera posible el que hicieras una fiesta en tu casa, cariño. Pero tengo que decir que es la mejor idea que has tenido en semanas—Mingyu dijo y Jeonghan supo que se encontraba ebrio por su manera de hablar.

Jisoo rió con diversión—tenía que aprovechar ahora que los padres de Jeonghan no estarán en casa hasta el lunes. Además ya era justo—dijo con orgullo, y nuevamente Jeonghan notó el evidente estado de ebriedad de su hermano.

No pudo evitar sentir molestia, pues en primer lugar, ellos no tenían permiso de hacer fiestas en casa en ausencia de sus padres y menos invitar a chicos mala influencia como lo era Kim Mingyu. Definitivamente Jisoo lo iba a escuchar.

—Se me ocurre una idea mucho mejor—Mingyu dijo con una sonrisa sospechosa.

—¿Ah sí? ¿Cuál?

—Podemos tener otro tipo de experiencias en tu casa. Como hacerlo en tu habitación—expresó con diversión antes de besar su cuello, cosa que estremeció al ebrio chico y que hizo a Jeonghan sentir su rostro arder, pero esta vez debido a la incontrolable molestia. No sabía qué le molestaba más, si el hecho de que Jisoo estuviese rompiendo las reglas o el hecho de que Mingyu estuviera prácticamente sobre él con descaro sin siquiera notar que Jeonghan se encontraba a sólo unos cuantos pasos de distancia.

Jisoo rió con diversión—sinceramente esperaba que lo propusieras más tarde, pero yo no tengo ningún problema si es ahora—respondió antes de intentar dirigirse escaleras arriba.

Las piernas de Jeonghan se movieron en automático en ese momento. No supo en realidad cuánto tiempo pasó, pero de un momento a otro, era él quien se encontraba tomando la mano de Jisoo y llevándolo escaleras arriba rumbo a su habitación, en donde se aseguró de cerrar la puerta fuertemente justo antes de colocar el cerrojo para evitar interrupciones.

—¡¿Qué rayos se supone que estás haciendo?!—Jeonghan cuestionó con clara molestia.

Jisoo lo miro sorprendido, como si apenas acabara de asimilar que era Jeonghan quien estaba hablándole.

—Hannie, ¿a qué hora llegaste?

—Eso qué importa. Quiero que saques a todas estas personas de la casa ahora. No puedo creer que hicieras esto en ausencia de mamá y papá—expresó con molestia y alzando la voz quizá por primera vez en su vida.

—Relájate, Hannie. Sólo es una pequeña reunión que va a terminar pronto. ¿Por qué estás tan molesto?

—¿Y cómo quieres que esté? Estás ebrio, hay gente desconocida en la casa y estabas a punto de acostarte con Mingyu.  ¿Qué rayos pasa contigo?

—Nuevamente actúas demasiado raro, Hannie. ¿Es por lo que me acabas de decir o hay algo más?

—¿De qué estás hablando?

Jisoo sonrió con diversión antes se acercarse, cosa que hizo a Jeonghan retroceder poco a poco hasta que su espalda chocó contra la pared.

—Hablo de que luego del beso que nos dimos me he dado cuenta de que estás más irritable que nunca y no sé por qué.

Jeonghan resopló una vez más—¿y todavía lo preguntas? !Lo que hicimos estuvo mal. Terriblemente mal! No entiendo por qué sucedió, pero no he podido sacarme ese pensamiento de la cabeza y me estoy volviendo loco. Y tú actúas como si nada, realmente eso parece no preocuparte, pero no es igual para mí—dijo con frustración y nerviosismo al mismo tiempo, pues ahora que no había espacio para huir, Jisoo se encontraba demasiado cerca haciendo a su respiración volverse forzada.

—Yo creí que querías fingir que nada pasó. Es lo que me pediste y es lo que he estado haciendo. ¿Estás seguro de que no hay nada más que no me estés diciendo?

—¿Qué?

—Eso. Que quizá mi indiferencia en cuanto a lo sucedido no es lo que te molesta; más bien, es verme con otras personas cuando en el fondo tú quisieras estar en su lugar.

Ante aquellas palabras, el rostro de Jeonghan enrojeció súbitamente y una vez más se sintió incapaz de sostenerle la mirada a su hermanastro, quien contrario a él, no le quitaba la vista de encima en ningún momento.—Ahora sí te volviste loco—dijo titubeante en un intento por ocultar su nerviosismo.

—¿Ah sí? ¿Y si me equivoco por qué no eres capaz de mirarme? ¿Por qué estás ruborizado? ¿Y por qué me da la impresión de que quieres repetirlo?

Jeonghan frunció el entrecejo, pero antes de que pudiese decir algo, el dedo índice de Jisoo se posó en sus labios impidiéndole responder.

—¿Quieres que te bese de nuevo, Jeonghan?—Jisoo preguntó con una sonrisa dibujada en los labios y Jeonghan supo que no sería capaz de responder a eso cuando el rostro de Jisoo se acercó más al suyo. Supo que no sería capaz de negarse cuando él mismo, involuntariamente, entrecerró sus ojos al sentir a Jisoo cada vez más cerca y supo que no sería capaz de detenerse cuando finalmente sintió los labios contrarios sobre los suyos.

Nuevamente ese furioso cosquilleo invadió su interior y se multiplicó por mil cuando sintió las fuertes manos de Jisoo rodeando sus caderas con cuidado.
No podía creer que estaba sucediendo por tercera vez; y es que, aunque técnicamente la primera vez no había sucedido realmente, para Jeonghan había sido demasiado real. Los labios de Jisoo se sentían tan suaves, dulces y demandantes como en aquel sueño y aquello le asustaba, el saber que ese sueño le había anticipado cómo era besar a Jisoo y sentir sus labios a detalle era la peor advertencia de que algo malo sucedía.

No obstante, no pudo hacer nada para alejar a Jisoo y tratar de olvidar de nuevo, pues aquellos adictivos labios le hicieron corresponder al mismo tiempo que se aferraba al cuello del contrario. Ni siquiera podía preocuparse por el fuerte olor a alcohol que emanaba cada parte de Jisoo, pues simplemente esos labios lo llevaban a otra dimensión, una en la cual todo lo malo parecía desaparecer. Como una especie de droga que lo elevaba hasta el cielo.


~🌟~

PROBABLY IMPOSSIBLE 🖤 JiHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora