El niño de la sudadera roja
(Parte 1)
Durante las últimas 24 semanas, o 6 meses para ser más específicos, el zorro se dedicó a realizar sus labores de rescatista, encontrando a varios niños perdidos, la mayoría de ellos sanos y salvos, otros, heridos en general.
Para fortuna del enorme vulpino, casi todos sus casos tenían un final feliz, salvo uno, el cuál era el más especial hasta la fecha.
"Parece un caso algo antiguo, de hace como unos 3 años atrás, ¿tú que opinas, Dani? ¿Debería intentarlo?, ¿o mejor paso de él?" preguntó el zorro, mientras veía el póster de desaparecido que había obtenido gracias a un batiblanco.
"No lo sé, jamás he confiado en un batiblanco para que nos dé un caso, mayormente por que siempre huelen raro y no me dan mucha confianza" respondió un Daniel de 12 años, claramente más alto, y un poco más responsable.
"Concuerdo, a mí tampoco me dan muchas ganas de colaborar con ellos, me aterran, a veces tengo pesadillas acerca de ésos batiblancos en un cuarto del mismo color, sólo y frío. Brrrrrrr.... Hasta parece real" contestó el zorro, sintiendo escalofríos al recordar aquella pesadillas, que parecían tan reales, como si ya hubiese estado ahí antes. "En fin, tal vez valga la pena esta vez, ¿no lo crees Dani?"
"Bueeeno, lo haremos, pero espero que dejen una propina abundante, de lo contrario, regresaremos a ése niño a donde estaba" contestó Daniel, no muy convencido.
"Yo sólo espero que tengan para pagar, si no, no lo traeremos de vuelta" respondió el zorro, sin darse cuenta de que básicamente acababa de repetir lo que su dueño había dicho.
Daniel quedó estupefacto por unos segundos, estaba a punto de recalcarle al zorro lo que ya era obvio, pero a final de cuentas sintió que no valía la pena hacerlo, por lo que simplemente se subió al zorro y ambos se pusieron en marcha.
Al llegar con el batiblanco y obtener una prenda del jóven desaparecido, el zorro tomó nota de sus pistas en una libretita que su dueño le había comprado.
"Veamos... llevaba un corte de pelo chistoso, ojos cafés, al igual que su pelo, sudadera color rojo, pantalones de mezclilla, piel color cacahuate, pecas oscuras en la cara, tres en cada lado de ésta, casi simétricas, nariz puntiaguda, complexión normal, ni delgado ni gordo, término medio, calzado del 8, solía juntarse con los batiblancos" decía el zorro mientras anotaba, enlistando las pistas.
"Bueno, si se juntaba con los batiblancos, es casi seguro que ellos lo secuestraron" pensó para sus adentros.
"Y bueno, ya, éso es todo, ¿no?" preguntó el zorro al 'batiblanco' que se supone había pedido el rescate, mientras sostenía en el aire el lápiz con el que escribía en su libreta.
"Emmm... f-falta algo más, el n-niño se ll-llamaba... Zaimon..." respondió dicho 'batiblanco', quien se notaba demasiado nervioso y hasta desaliñado, quien revisaba sus alrededores antes de si quiera decir una palabra, como si alguien o algo lo hubiese amenazado con no decir nada al respecto.
"Sí, ya lo sabemos Sherlock, está en el cartel de desaparecido" contestó el zorro.
"Aunque, es curioso que el único póster que tenemos provenga de un batiblanco, esté roto y pegado con cinta, y que además, tiene el segundo nombre y apellidos completamente recortados.... Vaya caso..." pensó el zorro mientras analizaba el póster de desaparecido, curiosamente la persona en el póster se le hacía muy conocida, un rostro familiar, alguien que había visto muchas veces tiempo atrás, pero, no podría ser posible, pues de los amigos de su dueño con los que se juntaba, no había nadie que se pareciera ni remotamente cerca a quien estaba retratado en el póster.
Así, el zorro, se puso manos a la obra, buscando en cada fraccionamiento, colonia, barrio, conjunto de casas, callejones, esquinas, parques, por lo largo y ancho, arriba y abajo, pero no había dónde hubiese rastro del niño. Buscando pistas sin éxito, cayó la tarde, y el zorro, pensando en darle las malas noticias a los batiblancos, se dirigió a su casa para descansar y avisar a dicha gente lo sucedido el día siguiente, hasta que, en su camino de vuelta, recordó un lugar, un último lugar donde todavía no había revisado a ver si habría pistas, la fábrica abandonada.
"La fábrica abandonada, construida en 1939, destruída en 1997, se dice que era más un laboratorio porque, básicamente, trabajaban buscando alternativas de otros productos, como los desodorantes en aerosol, y algunas otras cosas más. No sé que podría estar haciendo un niño aquí pero, si ya una vez encontré a uno de ellos en un desagüe, qué me podría indicar que no podrían haber pistas o quizá hasta encontrarse por aquí..." pensó el zorro mientras buscaba pistas del paradero del joven Zaimon, quien seguramente para ése punto ya tendría 19 años, más o menos.
Estando a punto de darse por vencido, encontró una única pista, el aroma del joven, sin embargo, algo no estaba claro.
Había otro olor mezclado.
Un olor extrañamente familiar.
De algún canino, grande, uno que-
"Veo que lograste resolver el acertijo, joven Zaimon" dijo una voz entre las sombras de las ruinas de lo que alguna vez fué un gran laboratorio, aquél ser se encontraba del todo sumido en la oscuridad, esperando que el zorro respondiera.
"P-Pero... yo me llamo Matthew, no conozco a ningún-"
"Ya, entiendo, te han hecho olvidar quien fuiste, quién eres, y sobre todo, te han lavado el cerebro para servir, a un raza inferior a nosotros, los malditos humanos..." interrumpió el ser oscuro al zorro, quien se notaba bastante molesto, por que no le habían ni dado tiempo de poder explicarse bien.
"Ummmm... creo que tienes al zorro equivocado, yo me llamo Matthew, sí, conozco el nombre de Zaimon, ha saltado muchas veces por mis pensamientos, pero, no doy con él, de hecho, en éste momento estoy buscándolo, ¿quisieras ayudarme a encontrarlo? Si lo encontramos, te lo presto y, asunto arreglado..." dijo el zorro, bastante nervioso, agachando sus orejas, bajando la cola y la mirada.
"No... no es posible... t-todavía puedes recordarlo vagamente, ven, déjame ayudarte" contestó el ser de la oscuridad, quien procedió a poner ambas manos a los lados del hocico del zorro.
Al sentir éso, el zorro apenas pudo reaccionar, su primer pensamiento fué "Sus manos se sienten iguales a las mías", hasta que, al verlo directamente a los ojos, entendió el porqué, pero no tuvo tiempo de reaccionar, ya que, de pronto-
Todo se desvaneció.
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Proyecto 2234-Z
FantasyLa historia de JR McCloud, un zorroso "mascota" de 25 años cuya vida ha tenido sus altos y bajos, y quien ha pasado por tanto, desde ser abandonado y hasta excluido por aquellos a quienes quiso más, hasta ser culpado de acabar con una ciudad entera...