Capítulo 5

17 3 0
                                    

El niño de la sudadera roja

(Parte 2)

En 1939, se fundó, en Santa Ariellaine, un laboratorio cuyo objetivo era crear diferentes alternativas para productos ya existentes, productos cuyo precio era inalcanzable, así, ellos podrían usar otros materiales más baratos, bajando el precio y aumentando sus ventas, a costa de mandar al hospital a muchos de sus compradores. Éste se llamó Laboratorios Kosmos.

Ésto continuó hasta 1995, cuando, el alto mando de la ciudad donde se encontraba la base de operaciones de los laboratorios, pidió un encargo de lo más peculiar, crear una mascota desde cero, grande, pero que mantuviera una estética infantil, que fuera fuerte y resistente, pero a la vez suave y peludo, y con un método de reproducción sencillo, de modo que fuese de lo más fácil crear más si en algún momento eran necesarios. ¿El motivo? Habían empezado a salir rumores de que se estaba organizando un ataque en conjunto contra el presidente y su familia, por lo que, decidieron buscar una forma en crear un guardaespaldas, pero, que a la vez, fuese la mascota del niño, para no levantar sospechas.

Y así, en 1997, después de dos largos años, lograron crear a la mascota, un zorro enorme, suave y peludo, con una fuerza y resistencia dignos de su tamaño, pero que a la vez, mantuviera una estética inocente y adorable, así, sería más fácil que cualquiera pensara que podría llegar a ser una máquina de matar.

Sin embargo, algunos sacrificios se tuvieron que hacer.

En el proyecto, conocido como el proyecto 2234-Z, trabajó un señor llamado Sergio, Sergio Sebastián Ramírez del Rosario, y su hijo, Zaimon Ramírez, ambos se encargaban de dirigir una parte del proyecto, el padre del joven, se encargaba de la parte técnica, y su hijo, de la parte estética. Y así, eran un dúo perfecto, que combinado con el amplio staff de trabajadores, lograron completar el pedido. Hasta que... el duo se separó.

Pues para la mezcla de genes, que se hizo necesaria para dar resistencia al zorro, se construyó un rayo de fusión, que desmaterializaba al organismo más pequeño y lo fusionaba con el más grande.

Ésa mañana, el 19 de abril de 1997, el joven Zaimon realizaba la limpieza rutinaria del equipo de trabajo.

Accidentalmente se acercó al rango de alcance del rayo, sin notar que estaba funcionando todavía.

Y.

Entonces.

El zorro finalmente, había sido terminado.

Después de haberle revelado la verdad al zorro, el ser de la oscuridad se escondió de nuevo entre las sombras, y se desvaneció. El zorro intentó agarrarlo para hacerle más preguntas, pero fué en vano, pues aquel ser se había esfumado en el aire.

El enorme zorroso no lo podía creer, o más bien, no lo quería creer, era tanto que procesar de golpe, su cerebro, si es que tenía alguno, de tantas dudas, como, si acaso tenía uno, o si era un amalgama de líquidos rosados pegajoso y semi-sólido, sufrió de un bloqueo y simplemente, dejó de procesar de golpe. Lo cual provocó que el zorro se dejara caer por la pendiente en la cual se encontraba.

Rodó cuesta abajo. En silencio. Silencio que era interrumpido por los sonidos del zorro golpeando contra todo a su alrededor.

Estando en ése estado, no podía siquiera reaccionar, o pensar en algo, así que, sin más opción, lo dejó ser, hasta que se detuvo.

Finalmente, unos minutos después, se levantó con dificultad e intentó regresar a casa, dando tumbos y tropezándose con todo, muchos de los transeúntes que por ahí pasaban incluso pensaron que estaba envenenado o algo similar a éso.

Al llegar a casa, se dirijió directamente a su cama, ignorando las preguntas y saludos de las intendentes, los cocineros, e incluso, de su amo, simplemente se hizo bolita y comenzó a llorar en silencio.

De repente, todo su mundo se había venido abajo.

En tan sólo minutos, había descubierto una cruda realidad, la cual se le había ocultado y disfrazado como una historia de fantasía, un cuento donde un zorrito nació de un huevo gracias a los deseos de un niño que pidió una amigo con todas sus fuerzas a una estrella fugaz antes de ir a dormir, revelando que, en realidad, solía ser algo más, y que tenía una familia, quien, probablemente, ya ni siquiera existía.

Y así. El mundo del zorro, todo lo que conocía y sabía, se derrumbó, se acabó, cesó de existir, desapareció.

Como aquél ser de la oscuridad.

Proyecto 2234-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora