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Cadenas

[...Permanecer  significa devorar o ser devorado, la responsabilidad de la vida y la muerte todavía resuena en mís oidos.]




Jacaerys recibió noticias agridulces y muy desalentadoras a las pocas horas de haber vuelto a Rocadragon; primero, parecían haberse acordado varias condiciones de paz con los verdes, segundo; su pequeño hermano, era un omega, pero las cosas no habían salido muy bien ante ese hecho, supo lo que le había ocurrido a Lucerys a manos de su tío.
Su madre estaba preocupada, su hijo había sido reclamado por su hermano, cuando este ni siquiera se había "presentado" como Omega.

Y la ultima, pero no menos importante, debía casarse, con el primogénito de la Reina Viuda, Aegon.

Después de tanto tiempo se habían filtrado y verificado todos los chismes que habían salido en contra del príncipe, la gente no estaba contenta con tener a una prostituta como su monarca, mucho menos que fuese aquel un Omega, aunque por lo general, las personas nunca están contentas con algo y muchas otras más continuaban hostigando a la Reina Viuda para hacer algo, todos sabían ya que Aegon era un omega, pese a los arduos intentos de ocultarlo, y por si fuera poco, ya había engendrado dos pequeños bastardos, también se sabia que habían sido abandonados por la corona, pero en este mundo lleno de intereses poco importa el valor que tenga un bastardo, uno de ellos no podría heredar de todas formas, su destino estaba sellado desde el momento de su nacimiento.

Esos niños bastardos fueron vendidos en alguna casa de placer, probablemente mutilados, o esclavizados, las noticias sobre el paradero de los dos infantes llegaron a oídos de la reina viuda mucho tiempo después, para la reina viuda, no podría importarle menos si alguno de ellos muriera.

Esa noche, Jacaerys fue a ver a su hermano; lo encontró despierto, sentado en un rincón de su cama.- Luke...

– Arrax esta muerto... – Jace suspiró, no sabia que decir, no era el mejor con las palabras, así que guardó silencio, y abrazo a su hermano. Estaba consternado, a su nariz llegó el olor de Aemond desde los cabellos rizados de Lucerys; lo reconocería en cualquier parte, y con lo ocurrido, menos podría borrarlo de su memoria.

En ese momento, por única vez pensó que ser cobarde y huir de vez en cuando no era tan desleal cuando observó el vendaje con manchas oscuras en el cuello de su hermano, hubiera preferido que se hubiese retirado, si la situación era peligrosa, nunca debería haberse quedado en primer lugar.

– ¿quieres hablar de eso? – preguntó suavemente y le revolvió el cabello.

– él... dijo que se llevaría mis ojos como regalo para su madre... - la voz de lucerys esta vacía, en un solo día las emociones se apagaron, dejando nada más que la ansiedad y el miedo a ser perseguido.

— No puedo entenderlo tuvo el descaro de hacerte esto, no parece importarle mucho su vida. — Jacaerys susurró, mientras una de sus manos brinda una suave caricia, enredando sus dedos en el cabello de su hermano.

— Madre dijo que tendremos que volver... — suspiro tras suspiro, las manos de lucerys se cierran sobre el pecho de Jacaerys, hasta que los nudillos llenos de raspaduras se han vuelto blancos, hasta que han temblado por la impotencia. — no quiero volver, no quiero verlos... a ninguno de ellos. Quiero que todo esto acabe.

— Te prometo que no estarás solo... — no es como si las palabras pudieran llevar alivio a su agitado pecho, pero se esfuerza por meter en una caja cualquier cosa que quiera expresar. El único consuelo que puede obtener, es el aroma de su hermano, el calor de su frente junto a la suya, y un beso al costado de su frente.— Quizás haya una forma en la que puedas tener otro dragón... — la sonrisa es amarga en el rostro del menor. Con lo torpe que es Jacaerys para consolar a las personas, en ese momento solo le hieren las mentiras blancas, el mismo no puede creer en esa afirmación. — Madre no dejaría que cargaras con una responsabilidad tan grande, estarás bien... ¿sabes?, yo no tengo tanta suerte... — Jacaerys hizo una mueca, también trató de hacerle cosquillas a Luke, con el peor de los comentarios, trata de distraerlo por lo menos algunos segundos. Hacer un poco más liviana la carga de los hombros.

Albie Bamves - (Lucemond- Jacegon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora