"Como la floración, como el invierno marchito."
" ...Aunque eventualmente todo se desperdicie algún día,
seguiré esforzándome como lo hice hoy... "
Lucerys no puede encontrar una salida exacta al enojo que experimenta, y también cree que esta mal.
Le sabe mal ser ignorado y ser consciente de algunas verdades. Marea Alta es su hogar, es su "casa", y desde que ha vuelto Aemond le parece que ya no es el caso. Como si no pudiera encajar en ningún lado.
Siempre intranquilo, sin la capacidad de ordenar sus pensamientos, ni poder conciliar el sueño. Admitiendo que lo único que necesita es dormir acompañado; hace tiempo que ha aceptado que sus instintos son muy traicioneros consigo mismo y en lugar de desplazarlos, ha decidido dejarlos ser.
Todavía es incapaz de aceptar por completo la realidad de su entorno, el como han cambiado las cosas en unos pocos años. En como el mundo y la vida le han hecho sentir tanto, sabe que el mundo no está mal, y solo es así, fluyendo como un rio, cayendo como una cascada, desapareciendo en el subsuelo, es frio, es caliente, es dulce o es salada, pero también se pregunta "¿porque?" debería ser así.
Aunque es de noche, hay cojines cerca de los ornamentos de aceite donde encender grandes antorchas para iluminar debajo del pabellón del olivo. Ha abierto la tapa del brasero de hierro y suspiró al ver de nuevo el huevo.
- ¿Tú creerías que es raro? - conversó con el huevo, y también sus dedos han picoteado las escamas cálidas y afiladas. - Yo creo que es raro... debes haber escuchado cosas que yo no. ¿Serías amable de compartir tus secretos? - Lucerys rio consigo mismo. Sabe que nunca obtendría una respuesta de un huevo. - ... No parece él... como si le hubieran sacado el alma y la hubieran remplazado aunque el recipiente es el mismo... ¿una cosa como el "alma" realmente existe? ...
Mientras abraza sus rodillas, el viento sopla acarreando el calor y el vapor del brasero, chocando contra las mejillas del príncipe como una caricia.
- Entre más lo pienso, más creo que esta vida se ha fragmentado de alguna forma, lo único que me recuerda que todo fue real son las cicatrices. - su palma ha tocado la cicatriz vieja de su cuello solo para confirmar que no estaba soñando y que seguía ahí.
- ¿Hablas a los dioses, pequeño príncipe? - no tiene que voltear para saber quien le habla, la mujer roja siempre parece escabullirse en las sombras, y ahora que conoce de donde proviene, le encuentra mucho más sentido a esa rara habilidad suya.
- No lo sé... Eres medico, ¿no es así?, ¿tendrás algo que me ayude a descansar?
- ¿Descansar?, ¿En la eterna oscuridad o en la claridad de los sueños?
Lucerys frunció el entrecejo, no comprende porque ha insinuado de forma tan vaga una manera para suicidarse. - ¿A que te refieres?
- La noche es oscura y alberga horrores. - dijo la mujer sin más. No se explicó, ni tampoco parecía querer que el príncipe entendiera. - Esta lugar es muy agradable, entiendo porque al príncipe le gusta permanecer.
- ... el viento es bueno. - resumió. Como hijo de un "dragón", como antiguo jinete, siempre va a extrañar el viento frio en su rostro, la humedad de las nubes entre sus dedos, y la emoción de sentirse libre allá arriba en el cielo. - ¿El príncipe Aemond se ha recuperado? - preguntó colocando la tapa en el brasero de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
Albie Bamves - (Lucemond- Jacegon)
FantasyLos relatos de dos matrimonios forzados. ¿Quién de los dos acabará enamorándose primero?, ¿será eso amor o una trastornada obsesión forjada por el deber que recae sobre sus hombros? Estas personas que estaban destinadas a estar juntas, pero por capr...