🌺𔘓 ¦ Final

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Subí a la segunda plata para ir al baño, había aguantado veinte minutos las ganas de orinar mientras me obligaba a quedarme dormido por no subir ni quedarme parado frente a mi puerta como un acosador sólo pensando que Jimin estaba dentro durmiendo...

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Subí a la segunda plata para ir al baño, había aguantado veinte minutos las ganas de orinar mientras me obligaba a quedarme dormido por no subir ni quedarme parado frente a mi puerta como un acosador sólo pensando que Jimin estaba dentro durmiendo en mi cama.
 
Y aunque me dije que no lo hiciera, que no mirara para allí y que sólo lo ignorara, al pasar no pude hacer más que mirar adentro.
 
Claro, sólo para cerciorarme de que él estuviera bien. 
 
Jimin estaba en mi cama sin nada en la parte de arriba, acostado boca abajo mientras una de mis sábanas le tapaba directamente el trasero y dejaba un poco de sus piernas al descubierto.
 
Allí mismo bajé al infierno de un sólo tropezón.
 
La posición era tan sugestiva que mi miembro se removió en mi ropa interior, de no ser porque sabía que Jimin me odiaba, hubiera pensando que era adrede para que yo fuera allí.
 
O quizás si lo era para decirme: ''Mira lo que te pierdes''. Quien sabe.
 
Seguí de largo hasta el baño y me metí allí, mis ojeras estaban grandes y cansadas y mi piel lucía sin color cuando me la mojé para quitarme un poco la pesadez de encima.
 
Los azulejos color azul la hacían ver más verdosa que ayer.
 
Pensé en darme mejor una ducha para quedarme de largo despierto, debido a que ya eran casi las 6 am y tenía que llevar a Jimin a su casa, al despertar. 
 
La temperatura del agua era lo único que me hizo sentir un poco menos estresado y al estar debajo de ella mis músculos se destensaron. 
 
Estaba poniéndome en shampoo,y mis ojos estaban cerrados por seguridad cuando escucho la puerta, me enjuago y lo primero que alcanzo a ver es a Jimin parado fuera de la ducha, sólo con unos boxers color negro.
 
Su piel lucía más perfecta que siempre, blanca y fría en contraste con esa marca color azulacea que llevaba en la cadera y que me ruboricé al recordar como se la había hecho la última vez que nos acostamos.
 
Cerré la cortina para ocultarme y el no movió un músculo de su cara, sólo me miraba fijamente.
 
—Pensé que dormías—le conté.
 
—No puedo. Sólo no dejaba de pensar.

—¿En qué?—pregunté.
 
—En que podrás ser un sádico hijo de puta, pero yo soy un masoquista de mierda.
 
—¿Um?—me quedé perplejo y confundido.
 
Él sólo caminó hacia la ducha y se metió junto a mí, debajo de la lluvia de agua.
 
Me arrancó un beso y de repente mis sentidos volvieron a la vida, lo tenía acorralado contra la pared con sus labios presionando los azulejos y su trasero, ya desnudo, contra mi erección. 
 
Jimin se friccionaba contra ella, lo necesitaba tanto como yo lo necesitaba a él. Estaba duro, y quería follarlo hasta cansarme y correrme en él como un enfermo corrompido.
 
Él me tenía corrompido, tanto como yo lo tenía a él.
 
E irónicamente jamás me sentí tan sano en mi vida.
 
Mis manos bajaron hasta el hueso de su cadera, presionaron sobre la marca y él gritó de dolor y quería más, porque pronto colocó su mano sobre la mía, sólo para darme a entender que lo necesitaba.
 
Instintivamente me arrodillé hasta quedar enfrentado a su trasero, abrí sus mejillas para dejar al descubierto su entrada y lamí.
 
En respuesta Jimin gimió y eso fue la gloria misma, justo cuando sus labios se abrieron para dejar salir esos sonidos obscenos que glorificaba.
 
Continué comiéndolo cuando lo escuché maldecir.
 
—Sssí, papi umm—jadeó y escondió su rostro en la pared porque le había dado pena, sin embargo continuó—Mierda, me voy a correr y no quiero.
 
—No lo harás—dije seguro y continué estimulándolo.
 
—Entonces fóllame. Follame ahora, donde sea. Por favor.
 
Me levanté y corté la corriente de ducha, Jimin tenía el rostro rojo y los ojos desenfocados, la boca semiabierta y la lengua afuera, quería joderle la boca ahí mismo.
 
—En la cama, ahora—ordené para luego tomar una toalla y envolverlo.

Sense ♡ Kookmin (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora