♡ Tu sonrisa ♡

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Recien despertando Nozomi solo vio al Haitani más arreglado que el día anterior mientras la esperaba - Buenos días, bajamos a desayunar - hablo el Haitani notando el despertar de su hija

- ¿Es necesario? - Cuestionó Nozomi apretando su estómago algo intranquila

Poniéndose de pie el Haitani asintio dejando un vestido pequeño que habia comprado el día anterior - Si, después de eso iremos a comprar ropa y todo lo necesario para ti -

Nozomi solo bajo la mirada ejerciendo presión en su cuello - Pero no tengo nada de hambre - dijo pasando saliva de forma complicada

Rindou suspiro y se sentó frente a ella mirándola fijamente - Haber mírame, ¿Por qué evitas comer? -

- No lo evitó, solo no me da hambre - dijo la menor con una sonrisa muy pequeña

Ladeando la cabeza y notando lo delgado y pálido rostro Rindou se preocupó - Si no me dices la verdad, no te puedo ayudar -

- Pero estoy bien, no veo lo malo de no tener hambre -

- Okey, de ahí no te voy a sacar eres terca como tu madre - dijo el Haitani poniendose de pie para después sonreír tomandola de la mano - Pero iremos a un lugar -

Nozomi lo miró confundida, pues el Haitani era muy voluble igual que su mamá - ¿A dónde? -

- Un lugar especial - respondió el Haitani comenzando a avanzar y abrigar un poco a la menor

El Haitani solo sonrió mientras la tomaba de la mano, saliendo ignorando a todos los demás, solo tenía una sola cosa en mente, ayudar a su hija.

Subiendo al auto y comenzar su camino, el haitani conducio a una velocidad considerable, por su parte la menor solo apreciaba el paisaje, la riqueza de la cuidad se vio reemplazada por la naturaleza, los grandes árboles y las grandes vistas era todo lo que disfrutaban.

Deteniendose y ayudando a bajar a Nozomi, el Haitani sonrió mostrando la gran vista, se encontraban frente a un gran terreno lleno de árboles de cerezo en su máximo explendor y florecimiento.

Juntos tomaron asiento en unas rocas, la vista de la menor estaba siendo cautivada, el cielo estaba oscuro pero aún así se podía apreciar cada parte del lugar, el reflejo de la luz lunar era lo único que iluminaba el lugar.

- Sabes, siempre quise traer a tu madre a este lugar - dijo Rindou con un semblante lleno de nostalgia y soledad

Al ver eso la menor solo comenzó a jugar con los pétalos que caían sobre el cabello del Haitani - ¿Por qué nunca lo hiciste? -

Con un nudo en la garganta y una voz rota Rindou sonrió - Por que al igual que tú padre yo también la dejé -

- Estoy segura que aunque fueras a verla después de tanto tiempo y la traías aqui ella te perdonaba -

- Tan facil la crees - río el Haitani ante esas palabras que era totalmente ciertas

- Un poco, ella decía que siempre soño con estar en lugar hermoso, este es uno de esos lugares hermosos -

Mirando el rostro tranquilo y lleno de ilusión de su hija el Haitani sonrió - Lo es -

Los dos se quedaron en silencio por un pequeño momento, la brisa del viento y el caer de los pétalos de esas flores rosadas que tanto admiraban fue una forma de lograr establecer un sentimiento de nostalgia y felicidad entre ellos.

- Ya estás lista para hablar - menciono el Haitani con la intención de saber sobre los problemas de su hija

Nozomi se aferró al saco de Rindou, así como comenzó a temblar - Rindou.. necesito ayuda.. mucha ayuda.. -

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