No podía ser cierto.
Sentí frío todo mi cuerpo.
Permanecí aturdido durante todo lo que vino después.
Tu madre y tu familia, P'Eed, todos estábamos devastados.
Yo seguía aún sin creerlo.
Pedí que me dejaran verte en donde te tenían para que tu familia te reconociera. No me permitieron hacerlo pero gracias a P'Eed, que para ella no hay imposibles, pude pasar hacia dónde estabas.
Finalmente te vi.
Me acerqué sintiendo como si estuviera desconectado de mi cuerpo, era como si estuviera levitando en cada paso que daba.
Seguía sin poder creerlo.
Vino a mí el recuerdo de la última vez que te vi, el cómo esas personas te llevaban. ¿Habrían tenido ellas algo que ver?
Por razones que no puedo comprender, llegó a mí la necesidad de comprobar que en realidad fueras tú quien estaba en esa plancha fría. Había una manera de saberlo, llegó a mí el recuerdo de aquel secreto que solo tú y yo compartimos.
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Era la primer noche en Singapur. Nos las habíamos arreglado para salir solos tú y yo, sin cámaras ni nadie más de por medio. Nos la habíamos pasado tan bien en uno de los antros y luego en un bar muy exclusivo de la ciudad.
Habíamos tomado mucho. Íbamos caminando de noche por las calles mientras reíamos y nos coqueteábamos el uno al otro aunque ninguno de los dos cedía del todo ante ese coqueteo.
Entonces hicimos una apuesta muy tonta. El que ganara se tendría que tatuar algo dibujado por el otro. Como era costumbre me dejaste ganar, amabas dejarme ganar y yo amaba que cedieras con gusto ante mí.
Fuimos al primer local de tatuajes que encontramos. Hice un garabato de un conejo y te lo mostré. Sonreíste al verlo, al parecer te había gustado mucho aunque no estuviera hecho con cuidado, no era más que eso, un garabato.
Le diste el dibujo al tatuador, preguntó en dónde lo querías. Yo bromee diciendo que sería buena idea que te lo pusieras en un glúteo, donde nadie pudiera verlo. "¿Quién dice que nadie lo va a ver ahí?" Dijiste entre broma y la vez hablando enserio. Me sentí arrebatado por los celos en ese instante. Ahora que lo pienso quizás esa era tu intención y yo caí enseguida.
"Tenemos unos días libres, me crece rápido el cabello y durante estos días puedo usar gorra, lo quiero en la cabeza. No será visible a menos que me rape lo cual dudo mucho que suceda. Así sí podrá ser un secreto solo entre tú y yo" - Dijiste finalmente con esa mirada tan decidida que me volvía loco. Sentí un cosquilleo en mi estómago que luego me llenó de placer todo el cuerpo. Estabas coqueteando más directamente y yo había caído por completo.
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Me atreví a tocar tu cuerpo frío y rígido. Busqué en tu cabeza rastros de aquel tatuaje que sabía muy bien donde estaba.
Nada.
No estaba.
Eso no podía ser posible. No había manera de que ese tatuaje hubiera sido borrado. Era imposible.
A menos de que la persona que estaba en esa plancha no fueras tú aunque se viera idéntico a ti, lo cual era aún más imposible.
Alguien me llamó, era el encargado del cuarto frío, ya era hora de que saliera.
No tenía idea de qué hacer.
Solo se me ocurrió contarle a P'Eed esperando que no me tomara por loco. O mucho peor que intentara consolarme para que me resignara, que me dijera que solo estaba alucinando porque no quería aceptarlo.
Le conté desde lo que vi al terminar el concierto.
Para mi sorpresa su expresión al decirle esto fue de aún más preocupación y tristeza luego de escucharme.
"Oh, no...Win...es mucho peor a que si en realidad se hubiera quitado la vida"
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Synchronicity
RomanceBright es secuestrado por gente muy poderosa. Le hacen creer al mundo entero que se quita la vida. Quienes lo secuestran le borran la memoria y lo usan para ganar dinero en peleas clandestinas. Win descubre todo esto y junto con P'Eed se infiltra pa...