1539, inicios.
Mi padre y mis hermanos habían muerto.
Mi destino extrañamente era el trono Osmanli.
A pesar de que mis tías estaban vivas, yo era según el señor Abdullah la única heredera viva digna para ocupar el trono. Todo era un caos.
Mi madre estaba a mi lado, firme como siempre y con la convicción de ayudarme. Para ella era muy doloroso ver morir a todos sus hijos y eso lo entendía a la perfección. No me imagino que dolor tan grande debe de ser perderlos.
Mis hermanos, todos ellos murieron.
¿Ahora cuál era el camino a seguir?
¿Yo podría ser la sultana que dirigiera este Imperio?
¿Cómo me verían los enemigos?
— Hija, esto jamás había pasado. Nunca una sultana había accedido al trono — dijo mi abuela triste y deshecha — ¿Te sientes segura?
Guarde silencio.
No sabía que decir o hacer, para mí todo esto era muy impactante.
Lütfi Paşa llegó junto al sheik al İslam, ambos hombres pidieron hablar conmigo a solas y explicarme lo que podría pasar en esta guerra por el trono. Lamentablemente la noticia de la muerte se corrió por todo el imperio y como nos veían débiles mi primo el Khan de Crimea quería proponer en el trono a su hijo mayor.
Que osadía.
Mi abuela estaba de acuerdo, decía que era lo mejor. Que nunca una mujer había gobernado como un hombre y que tal vez rendirnos y entregarles el trono era la opción adecuada.
Yo no lo creo, tal vez jamás el Imperio otomano ha tenido una mujer como su sultán y regente. ¿Es malo? No lo creo.
Mi abuela piensa que entregaré el Imperio de mi padre, ella es lo que quiere y posteriormente casarme con su sobrino. No quiero, no me parece justo. Si tomo el trono con mis manos, lo justo sería decidir a mi futuro marido.
Lo único malo es que tendría que compartir mi poder o darle algún título para que no se pusiera sobre mi. El sultán seré yo, no él.
¿O no?
Estaba en una habitación junto a Lütfi y Abdullah.
— ¿Qué piensan ustedes? — pregunté seria.
Jamás creí ascender o tener la posibilidad de hacerlo.
Sus miradas igual eran de seriedad y apoyo. Lütfi Paşa conmigo era muy amable y risueño cosa que me causaba inquietud ya que jamás había sido así.
Abdullah seguía siendo el mismo, siempre me hablaba con respeto.
— Inglaterra tiene una monarca mujer señora — dijo Lütfi Paşa — ¿Porque nosotros no?
Abdullah interrumpió.
— Lo propio señora sería quitar el harem de forma definitiva y colocarle a un esposo que la guíe y apoye en el camino. No sería bien visto a una mujer con harem — rió con lo último.
A mí también me dio risa, pero no podría evitar recordar que estábamos de luto.
— No me interesa tener un harem señores. Jamás, Creo que lo propio sería conocer a alguien — dije decidida.
Abdullah me miró preocupado.
— Esta vez al ascender al trono usted tendría la oportunidad de casarse con quien usted crea conveniente. Cualquier hombre del imperio, aún el más poderoso estaría a su disposición — dijo Abdullah serio.
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Mihrimah, La Sultan
Historical FictionHija del difunto Süleyman l y de su esposa imperial Hürrem Sultan. Mihrimah Sultan presencia la muerte de todos sus hermanos, primos y parientes hombres por la viruela. No hay quien herede el trono o eso creía, cuando es obligada a casarse para acce...