1539, inicios
«Mi nombre es Mihrimah, soy la hija del Sultán Süleyman l y de su esposa imperial la Magnífica Madre Hürrem Sultan, soy Mihrimah l, La Sultán. Mi vida cambio cuando ascendí al trono de mi padre, al trono de mis antepasados«
— Su Majestad — dijo Malik, el Consejero Principal — Su Excelencia la Madre Sultana desea cambiar algunas normas del palacio.
Sonreí. Ver a mi madre me daba alegría al corazón, ella era mi mayor motivación.
— Dile que venga, créeme que necesitamos cambiar algunas cosas del palacio. Mi primer órden es que las jóvenes raptadas sean casadas y algunas queden a nuestro servicio — dije con una sonrisa — ¿Entendido?
Malik asintió, él ahora era mi consejero privado. Ese era un puesto que yo le había asignado por sus años de servicio a mi y la gran confianza que yo le tenía.
— Si Sultán — dijo con una sonrisa para luego retirarse.
Ya no habría un harem, mi deber sería casarme con el hombre al que yo amaba con toda mi alma. Y ese hombre es Malkoçoğlu Bali bey. La única verdad es que él dice no sentir lo mismo.
¿Y cómo lo podría obligar amarme?
¿Sería fácil?
— Ayşe Hafsa Sultan ya tomó sus cosas Su Majestad, irá a Edirne con Beyhan Sultan — me dijo Mihrişah Hatun.
Negue con la cabeza.
— Esa no fue mi orden, Ayşe Hafsa Sultan debe abandonar territorio otomano y retirarse a Crimea. Es mi decisión — dije con frialdad.
— La Valide Sultan fue quien dio la orden — dijo Mihrişah Hatun — Ella tuvo compasión de su abuela Sultán.
Asentí.
Mi madre siempre tan buena y bondadosa con nuestros enemigos.
— El consejo desea reunirse para los nuevos nombramientos Majestad — dijo Mihrişah Hatun.
Yo quería establecer nuevos acuerdos y nombramientos en el imperio otomano. Aquellos que no pertenecieran directamente a mi honorable familia perderían sus estatus.
— Imagino que la reforma Imperial ya esta lista — dije.
Mihrişah asintió.
— Hatice, Beyhan, Şah, Fatma, Gevherhan, y Hafsa fueron notificadas Su Majestad — me dijo Mihrişah Hatun — Ya no son sultanas.
Mi madre fue quien me aconsejo hacerlo. Mis tías ya no serían sultanas del imperio otomano y por lo tanto no tendrían poder alguno. Solo Raziye continuaría con su título y al morir yo y uno de mis hijos ascendiera perdería su estatus.
— ¿Crees que es una buena decisión? — pregunté.
Mihrişah asintió.
— Así es Majestad. Solo usted, la Valide Sultan y su hermana son ahora las sultanes del imperio, creo que es mejor — dijeron.
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Mihrimah, La Sultan
Historical FictionHija del difunto Süleyman l y de su esposa imperial Hürrem Sultan. Mihrimah Sultan presencia la muerte de todos sus hermanos, primos y parientes hombres por la viruela. No hay quien herede el trono o eso creía, cuando es obligada a casarse para acce...